Nadie sabrá nunca, el "deber" de la mujer
POR: YESENIA TORRES EN GUADALAJARA
13-03-2018 21:01:57
Dentro del marco del Festival internacional de Cine en Guadalajara, se presentó la cinta Nadie sabrá nunca dirigida por José Torres Torres y protagonizada por Adriana Paz, Jorge A. Jiménez, David Medel, la cual forma parte de la competencia nacional para obtener el Premio Mezcal.
Esta película cuenta una historia adaptada en la década de los años setenta, en la que Lucía y su hijo Braulio, anhelan irse a vivir a la Ciudad de México, mientras su esposo Rigoberto se opone. Mientras los tiempos y las ilusiones parecen verse opacadas, llega a su casa un forastero con apariencia de héroe, muy parecido a las historias de ficción que pueden ver apenas en las pantallas de una tiendita e imaginar a través de las radionovelas.
Aunque la película pertenezca a otra década, los problemas generacionales siguen arrastrando los roles de género, por lo que la protagonista Adriana Paz aseguró que Nadie sabra nunca llega en un excelente momento pues cuando iniciaron el rodaje de la película, los temas sobre el deber de la mujer y del hombre no eran tan fuertes como ahora. Pláticamos con ella y esto fue lo que nos dijo.
¿Lucía es una mujer que vive sometida por su familia, por su esposo y que tiene que sacrificar sus sueños por lo que se supone debe ser. ¿Cómo te sientes al paso de los años con la lecura de tu personaje?
Creo que cada día nos vamos modificando y en ese momento la discusión feminista no estaba como está ahora, además siempre pasa que no es lo mismo cuando lo lees que cuando lo ves. Personalmente me han pasado muchas cosas que tienen que ver con la temática de la película: con los roles, con la familia y no sé decirte que cambió, pero sí porque ya no soy la misma de la que hizo la película hace un año.
¿Por qué te interesó el papel de Lucía?
Este guion me llegó hace mucho tiempo y de repente fue una sorpresa que se aprobara y empezarla a hacer y fue un regalo para mí. Cuando la volví a leer, que fue un año después, fue el papel de la mujer, ser madre y además le platicaba cosas a mi madre y ella visitaba el set y me decía que recordaba mucho a su mamá y a Apizaco (porque somos de allá). Mi abuela fue una migrante de la provincia y fue la primera en decir yo me voy a la ciudad y hay muchas cosas personales que aunque yo no las hubiera vivido sabía que mi madre lasvivió o mi abuela. Esta es la historia de mi abuela. Creo que en esta película se identifican tres generaciones: nuestras abuelas, nuestras madres y nosotras. Y ahora te das cuenta de muchas cosas, por ejemplo, obviamente mi abuela no hablaba de feminismo pero en cierto modo ya lo era porque dijo yo quiero esto, nunca llegó a casarse y la gente habló muy mal de ella. Luego vino mi madre que aunque ya traía el chip incrustado, también tenía este pensamiento de decir, la mujer debe ser y no ser y al final se dejo vencer por el rol de la mujer y perdió muchas oportunidades por ser madre y esposa. Una lo agradece, pero también nos crea conflictos. Luego viene mi generación. Yo no me casé, viajo mucho, mi hijo vive con su padre, pero hay que aceptar que las cosas han cambiado. Las mujeres en la historia, entre la provincia y la ciudad, y como se han ido rompiendo estereotipos.
El tiempo en el que sucede la película se concentra en la misma problemática actual…
La película se desarrolla en los años 70 pero parece actual porque no han cambiado nada. Esa idea del progreso yo la vengo escuchando desde que era pequeña y hay muchas cosas que siguen igual. Cuando yo hice La Tirisia, bueno, no hay ni doctor, y por otro lado yo tampoco es que necesiten nada. Esta idea del capitalismo voraz que se maneja en la película nos hace reflexionar sobre las ideas de progreso, ¿qué es? ¿para qué sirve, esta cosa del anhelo, del consumismo y que han pasado más de 30 años y hay cosas que siguen igual?
Sin embargo, esto que está pasando con el discurso feminista es muy bueno porque hace reflexionar a hombres y mujeres. También los conflictos sociales generan una incapacidad de romper con los roles que se inculcaron desde un principio, esa virilidad que al verse afectada se convierte en violencia reflejado en lo que se cree son personas más débiles: mujeres y niños. A mí está película me hace cuestionarme todo esto.
En el trabajo día a día con mujeres, ¿has visto algún cambio en la forma de trabajar con mujeres?
Hay más conciencia. Es algo que siempre has sentido. A mí me pasó cuando empecé con mi pareja esta cosa del dinero, sobre si me debían de mantener. Hay muchas contradicciones y hay nuevas formas de irse desarrollando con tu pareja como un equipo. Es muy difícil encontrar un equilibrio y cuestionarlas frente a las familias tradicionales. Lo más bonito de todo, no es que esté evolucionando, es que hasta ahora se habla, por fin se levanta la voz porque se generan vínculos entre las mujeres y eso genera cambios. A veces entre la mirada de complicidad de una mujer a otra no hay necesidad de hablar. Me parece que es muy importante mencionarlo y dialogarlo porque tampoco me parece que el feminismo sea un tema para iniciar una guerra. Yo creo que también hay que ver que hay mujeres muy desagradables y no por ser mujeres ya merecen todo, aunque también esta actitud sea una consecuencia que afectan a unos y a otros.
Está bien escuchar algo que antes te convencía y ahora no o viceversa. Eso es muy sano porque se están moviendo cosas y eso va a generar sin duda cosas buenas.
Dentro del marco del Festival internacional de Cine en Guadalajara, se presentó la cinta Nadie sabrá nunca dirigida por José Torres Torres y protagonizada por Adriana Paz, Jorge A. Jiménez, David Medel, la cual forma parte de la competencia nacional para obtener el Premio Mezcal.
Esta película cuenta una historia adaptada en la década de los años setenta, en la que Lucía y su hijo Braulio, anhelan irse a vivir a la Ciudad de México, mientras su esposo Rigoberto se opone. Mientras los tiempos y las ilusiones parecen verse opacadas, llega a su casa un forastero con apariencia de héroe, muy parecido a las historias de ficción que pueden ver apenas en las pantallas de una tiendita e imaginar a través de las radionovelas.
Aunque la película pertenezca a otra década, los problemas generacionales siguen arrastrando los roles de género, por lo que la protagonista Adriana Paz aseguró que Nadie sabra nunca llega en un excelente momento pues cuando iniciaron el rodaje de la película, los temas sobre el deber de la mujer y del hombre no eran tan fuertes como ahora. Pláticamos con ella y esto fue lo que nos dijo.
¿Lucía es una mujer que vive sometida por su familia, por su esposo y que tiene que sacrificar sus sueños por lo que se supone debe ser. ¿Cómo te sientes al paso de los años con la lecura de tu personaje?
Creo que cada día nos vamos modificando y en ese momento la discusión feminista no estaba como está ahora, además siempre pasa que no es lo mismo cuando lo lees que cuando lo ves. Personalmente me han pasado muchas cosas que tienen que ver con la temática de la película: con los roles, con la familia y no sé decirte que cambió, pero sí porque ya no soy la misma de la que hizo la película hace un año.
¿Por qué te interesó el papel de Lucía?
Este guion me llegó hace mucho tiempo y de repente fue una sorpresa que se aprobara y empezarla a hacer y fue un regalo para mí. Cuando la volví a leer, que fue un año después, fue el papel de la mujer, ser madre y además le platicaba cosas a mi madre y ella visitaba el set y me decía que recordaba mucho a su mamá y a Apizaco (porque somos de allá). Mi abuela fue una migrante de la provincia y fue la primera en decir yo me voy a la ciudad y hay muchas cosas personales que aunque yo no las hubiera vivido sabía que mi madre lasvivió o mi abuela. Esta es la historia de mi abuela. Creo que en esta película se identifican tres generaciones: nuestras abuelas, nuestras madres y nosotras. Y ahora te das cuenta de muchas cosas, por ejemplo, obviamente mi abuela no hablaba de feminismo pero en cierto modo ya lo era porque dijo yo quiero esto, nunca llegó a casarse y la gente habló muy mal de ella. Luego vino mi madre que aunque ya traía el chip incrustado, también tenía este pensamiento de decir, la mujer debe ser y no ser y al final se dejo vencer por el rol de la mujer y perdió muchas oportunidades por ser madre y esposa. Una lo agradece, pero también nos crea conflictos. Luego viene mi generación. Yo no me casé, viajo mucho, mi hijo vive con su padre, pero hay que aceptar que las cosas han cambiado. Las mujeres en la historia, entre la provincia y la ciudad, y como se han ido rompiendo estereotipos.
El tiempo en el que sucede la película se concentra en la misma problemática actual…
La película se desarrolla en los años 70 pero parece actual porque no han cambiado nada. Esa idea del progreso yo la vengo escuchando desde que era pequeña y hay muchas cosas que siguen igual. Cuando yo hice La Tirisia, bueno, no hay ni doctor, y por otro lado yo tampoco es que necesiten nada. Esta idea del capitalismo voraz que se maneja en la película nos hace reflexionar sobre las ideas de progreso, ¿qué es? ¿para qué sirve, esta cosa del anhelo, del consumismo y que han pasado más de 30 años y hay cosas que siguen igual?
Sin embargo, esto que está pasando con el discurso feminista es muy bueno porque hace reflexionar a hombres y mujeres. También los conflictos sociales generan una incapacidad de romper con los roles que se inculcaron desde un principio, esa virilidad que al verse afectada se convierte en violencia reflejado en lo que se cree son personas más débiles: mujeres y niños. A mí está película me hace cuestionarme todo esto.
En el trabajo día a día con mujeres, ¿has visto algún cambio en la forma de trabajar con mujeres?
Hay más conciencia. Es algo que siempre has sentido. A mí me pasó cuando empecé con mi pareja esta cosa del dinero, sobre si me debían de mantener. Hay muchas contradicciones y hay nuevas formas de irse desarrollando con tu pareja como un equipo. Es muy difícil encontrar un equilibrio y cuestionarlas frente a las familias tradicionales. Lo más bonito de todo, no es que esté evolucionando, es que hasta ahora se habla, por fin se levanta la voz porque se generan vínculos entre las mujeres y eso genera cambios. A veces entre la mirada de complicidad de una mujer a otra no hay necesidad de hablar. Me parece que es muy importante mencionarlo y dialogarlo porque tampoco me parece que el feminismo sea un tema para iniciar una guerra. Yo creo que también hay que ver que hay mujeres muy desagradables y no por ser mujeres ya merecen todo, aunque también esta actitud sea una consecuencia que afectan a unos y a otros.
Está bien escuchar algo que antes te convencía y ahora no o viceversa. Eso es muy sano porque se están moviendo cosas y eso va a generar sin duda cosas buenas.