El subgénero de películas que se desarrollan durante un viaje usualmente en carretera tiene un tiempo sin tener nuevas propuestas, posiblemente la última gran road trip fue Los Mitchell vs las máquinas, una película que además exploró esa modalidad desde la animación; ahora dentro del mismo género pero infinitamente diferente y próxima a su estreno en plataformas está Carretera 15, el regreso de un buen roadtrip. 

Ésta no solo es una película divertida y entretenida, es mexicana; el cine nacional nos trae ahora la historia de una pareja que acompañados por un amigo se aventuran en un viaje por carretera con destino a Tequila. Lo grandioso de este subgénero de películas es que son muy sencillas en su entorno, lo que obliga a su guion a estar escrito meticulosamente, con una precisión de relojería y esta producción tiene al reloj funcionando al tiempo justo que exige la comedia. 

“Carretera 15” narra una comedia negra, sus personajes representan personalidades, creencias, virtudes y sobre todo vicios de carácter que son tan distintos entre sí que es casi imposible que convivan, volviendo al auto un medio perfecto para el desastre al contenerlos juntos. 

Con cuatro grandes personajes vemos el desarrollo de este viaje en carretera que inicia como una historia divertida nada más, pero eventualmente confronta al espectador mostrándole que todos  tienen en estos personajes con quiénsentirse identificados incluso aunque no quieran. Un punto muy a favor de la película es que se toma el tiempo de presentarnos a cada uno de los integrantes de la historia en momentos sencillos de sus vidas cotidianas, secuencias que aunque parecen simples y no muy relevantes para la gran trama hablan mucho de quienes son y aquí hay que destacarque uno de los grandes valores de producción es justamente cómo la película aprovecha lo estético y fotográfico antes de internarse de lleno a los confinamientos de lo que requiere un road trip, un vehículo y una carretera; los primeros quince minutos de metraje demuestran una visión muy interesante detrás, explora una mirada poética que transmite sensaciones muy particulares y construye ambientes interesantes dentro de su temporalidad a través de su fotografía y diseño.

Aunque definitivamente los departamentos que más se lucen son guion y dirección, la creación de personajes demuestra un profundo ejercicio de observación por parte de quien escribe, de interpretación por parte de quien actúa y de entendimiento por parte de quien dirige pues, trabajar personajes tan distintos entre sí, tan complejos y completos que además interactúan todo el tiempo en pantalla y en un solo espacio es un verdadero desafío.

En este tipo de películas, al no haber más elementos de los que apoyarse siempre está la posibilidad latente de perder el interés y la atención del espectador pronto y de no volver a recuperarla, pero aquí se utiliza inteligentemente lo cómico para poco a poco construir tanto la situación álgida de la película como la crítica que esconde inevitablemente la comedia. 

Ambientada en los años ochenta la película se permite abordar temas de relevancia socio-cultural todavía actuales desde un comentario crítico que expone lo que estuvo y está mal para procurar tenerlo presente, detectarlo, cuestionarlo y sobre todo no repetirlo.

Un hombre heterosexual de un estrato social alto, una chica que aparenta ser algo que no es, un chico homosexual y un rockero con gusto por las plantas psicotrópicas en los años ochenta rodando la carretera juntos en un auto, ¿qué podría salir mal?