En los últimos años Disney ha tratado de mantenerse actual y a flote exprimiendo hasta la más mínima gota de las películas que le dieron la gloria, sus remakes se sienten como esas patadas desesperadas cuando uno se ahoga, son producciones desalmadas y que generalmente tienen un público objetivo confuso pues en parte están dirigidas a la generación que creció con la versión animada y quieren apelar a su nostalgia pero al mismo tiempo buscan llegar a las nuevas generaciones, las que no están familiarizadas con la original y a quienes dirigen los cambios que buscan la inclusión e ideas progresistas y actuales, pero que lamentablemente se sienten forzadas y con interés mercadológico; en resumen y en pocas palabras, han resultado rotundos fracasos pero si criticamos con mano dura también tenemos que aceptar y admitir cuando algo está efectivamente bien hecho, como lo es Lilo y Stitch.

Lilo y Stitch es un clásico animado de 2002 que acompañó la infancia de muchos de nosotros; nos regaló una de las historias más lindas y emotivas de la animación en general además de haber dado uno de los personajes más prolíficos de la marca; era de esperarse que con la tendencia de aprovechar los clásicos exitosos para volverlos películas de acción real (live actions) como ha sido el caso de muchas de las princesas originales como Blancanieves o Cenicienta, así como otras películas como Dumbo, pudiéramos esperar que fuera el turno de la hawaiana y su amigo alienígena.

Por si alguna persona hubiese vivido bajo una piedra desde hace años y no conocieran la animación original, la película trata sobre una niña y su hermana mayor que han quedado huérfanas, Lilo y Nani tienen que aprender cómo adaptarse a su nueva realidad y mientras tanto Nani tiene que lidiar con la inminente amenaza de servicios sociales que critican su tutoría, con la posibilidad de que le quiten la custodia de su hermana; para volver esto una película de Disney y no drama trágico real que generaría traumas en sus espectadores, agregaron el elemento más lindo de todos los tiempos, un alien bastante tierno que refleja a la pequeña Lilo, un experimento de laboratorio travieso y solitario que cae en la tierra y termina por convertirse en justamente ‘Stitch’ que traducido al español significa ‘puntadas’ refiriendo a que él consigue juntar de nuevo a la familia de Lilo. 

La historia habla de forma muy bella sobre la importancia de la familia y la amistad acompañada de la estructura narrativa característica de Disney que se volvió en su momento una formúla infalible para el éxito además de estar acompañada por momentos icónicos que marcaron a una generación completa y un lugar de referencia sobre Elvis Presley (incluso el actor Jacob Elordi admitió que la película animada había sido su referencia para interpretar el papel de El Rey en la película Priscilla).

Ahora, ya hablamos de la importancia y grandeza de la película animada original pero, ¿qué pasa con su nueva adaptación? 

Bueno, empezaré diciendo que es una buena película y tengo que admitir que, aunque sé que soy ese público objetivo que cayó en la mercadotecnia de la nostalgia, hablo desde la objetividad crítica. Muchos de los espectadores la han calificado y criticado terriblemente solo por el hecho de que, uno, no es idéntica a la original (situación que la mayoría de los asistentes a estas películas espera pero realmente no comprende el porqué no estarían contentos si eso fuera lo que se les entregara realmente) y dos, los cambios realizados en la historia no fueron de su agrado. 

El primer punto es algo que simple y sencillamente no funcionaría por muchos motivos, uno de ellos sería que, sin duda alguna, juzgarían la falta de innovación diciendo que si íbamos a ver la misma historia hubieran revisitado la original y en otros casos porque aunque Disney tenga el dinero suficiente para invertir en una película lo suficientemente costosa para verse increíble, jamás podrían conseguir lo que la animación hace, el control absoluto de lo profílmico es prácticamente imposible de emular en una filmación verdadera y aquí volvemos a la línea central, “Lilo y Stitch” es una película que involucra marcianos y el espacio exterior, si queremos ver esta historia en una acción real hay que hacer cambios sí o sí. 

La mayoría de los comentarios negativos hablan sobre el cambio a ciertos personajes y sobre todo (SPOILER ALERT) el nuevo final, además de y marcadamente el cómo se ve Stitch.

La adaptación mantiene su esencia, habla sobre la importancia de la familia y en este caso SÍ lograron actualizar la historia de forma orgánica y lógica, muchos mencionan un mensaje propagandístico sobre los servicios familiares del gobierno gringo pero la verdad es que no es así, aquí necesitaban dar un cambio a la formula de guion Disney, necesitaban agregar ‘urgencia’ y ‘toma de decisiones’. Con el simple hecho de estar adaptando a la ‘realidad’ una historia como esta se requería agregar elementos de (valga la redundancia) la vida real. Algunos personajes como Jumba y Pleakley sufrieron cambios pero de nuevo, se trata de ADAPTAR, NO DE COPIAR y la manera en que estos dos personajes se integraron fue inteligente y hasta divertida (algo en lo que sí estoy de acuerdo con ciertos detractores fue en que el teniente Pleakley efectivamente perdió lo que lo volvía un gran miembro de la comunidad LGBT+, pues pasó de ser un ícono de la moda y elemento travesti a un personaje cis promedio, bien actuado, ejecutado y gracioso pero sin el estilo que lo caracterizaba).

El trabajo de diseño y animación de Stitch ha sido fuertemente criticado pero en realidad se ve bastante bien, no es justificación para nada decir que el equipo encargado de estos visuales tuvo poco tiempo y presupuesto y aún así entregaron un trabajo impecable, le dieron un digno Stitch a su Lilo que también es acreedora de mención, la pequeña actriz Maia Kealoha está divina y demuestra que es una gran promesa de la actuación a futuro. Alguien dedicado a lo creativo en el área de pantallas verdes o creación 3D podría efectivamente encontrar debilidades en el personaje alienígena pero honestamente la narrativa es tan cautivadora y entretenida que un espectador promedio ni siquiera le dedica un segundo a fijarse en esas cosas porque como dice Stitch en ambas películas ‘es tierno y esponjoso’.

La película redime la mala racha de Disney y honra al trabajo original al mantener tanto la esencia como diálogos y escenas queridísimas; la incorporación a la realidad está bien pensada y ejecutada, los personajes, tanto los originales como los nuevos funcionan bien y orgánicamente, en fin, en gustos se rompen géneros pero debemos admitir objetivamente que la película es un acierto, es disfrutable y para las nuevas generaciones podría ser hasta entrañable.

Para poder hablar de estos remakes que son cada vez más comunes, hay que tener en cuenta (nuevamente y no me cansaré de repetirlo) que es una adaptación, no una copia y con eso cierro diciendo que pudieron haberle metido todo el dinero que le invirtieron a la nueva versión de Blancanieves a una película con mucho más amor como lo es Lilo y Stitch de dos mil veinticinco. 

Hay plenitud de salas mostrando la película, denle la oportunidad y juzguen por ustedes mismos y no se olviden también de visitar o en dado caso de revisitar la versión animada original.