Mufasa: El Rey León, la majestuosidad no se compra
POR: ALEX VANSS
28-12-2024 15:28:49
Debo confesar que siempre que escucho las primeras letras de el Ciclo sin fin, cuando suena Nants ingonyama bagagithi baba -cuyo traducción del zulu al español es “aquí viene el león, padre”- se me eriza la piel y me emociona tanto como cuando siendo un pequeño la escuche por primera a vez, de los intros de las películas musicales de Disney ninguna le gana por eso al enterarme de que estrenaría Mufasa: El Rey León,la nueva película del universo, uno de mis mayores intereses eran las piezas musicales, esperando la majestuosidad de la versión de 1994, que ha cautivado a generaciones, sin embargo, grande fue mi decepción cuando me encontré con una película que desperdicia su herencia y demuestra que si no se tiene la magia ésta no se puede comprar.
Mufasa: El Rey León es de esas películas que buscan ser grandes de origen, pero la grandeza no es algo que se pueda crear de forma artificiosa, no, no es posible, la grandeza de El Rey León, donde conocimos a Simba, Mufasa, Nala, Scar y a los adorables Timón y Pumbaa, fue casi inmediata pero no fue fortuita ni hechiza, se logró a través de una historia que tocó el corazón de cientos de niños, que les sacó lagrimas y que ademas les hizo cantar con grandes canciones como Yo quisiera ser ya el rey, Hakuna Matata, Esta noche es para amar y claro, El Ciclo sin fin.
Su relevancia fue tal entre diversas generaciones que sigue siendo para muchos su trauma cinematográfico al presenciar la muerte de Mufasa a manos del traicionero Scar, por eso es difícil alcanzar la vara que Rob Minkoff y Roger Allers en la dirección, así como Elton John a lado de Hans Zimmer en la música, dejaron muy arriba haciendo que la épica fuera casi imposible de emular.
Y no voy a demeritar el trabajo de Barry Jenkins y Lin Manuel “ya chole Disney” Miranda en esta nueva entrega que llegó a cines 30 años después del estreno de aquella versión animada inolvidable, no, pero tampoco voy a tapar el sol con un dedo, Mufasa es una película regular y no hay nada que se pueda hacer al respecto.
Si bien es cierto que nunca me la pasé mal viéndola, que reí y tararee un par de canciones, siempre sentí que faltaba algo más, algo con lo que realmente pudiera conectar, que me moviera y me emocionara pero no, realmente no pasó, creo que Mufasa es una película con eventos que van sucediendo sin mucho sentido, que pasan y aceptas que están ahí porque así son presentados en la película pero algo no termina de matchar.
La película arranca con Simba encargándole a Timón y Pumbaa que cuiden a su hija Kiara, una cachorra temerosa que no quiere que se vaya su padre, a la guardería se une un viejo Rafiki que decide contarle una historia a la leoncita, la historia de su abuelo Mufasa al que conocemos vagando a lado de sus padres, unos leones plebeyos que iban por ahí buscando Milele, un mítico lugar verde, con recursos “infinitos” y sin problemas de sequía como el que estaban experimentando pero mas hubiera valido que continuara la sequía pues justo cuando las primeras lluvias empezaron a caer llenando de agua un abrevadero al que Mufasa y sus padres acuden para beber agua, una fuerte corriente llega con fuerza para separar al pequeño león de su familia llevándolo tan lejos que por obra y gracia de la madre naturaleza se encuentra con Taka, otro cachorro de león, un principe, quien lo salva de ser comido por un cocodrilo, ahí encontramos un guiño al futuro o lo que también se conoce como intriga de predestinación, pero dejando eso de lado, ahí también encontramos el primer número musical que entra así sin mas, sin una buena justificación, solo para mostrarnos que Taka siempre había querido un hermano y que ahora lo había encontrado pero que la verdad es bastante x *pone sus ojos en blanco*
A esta canción hay que sumarle otras como Bye, bye, el tema del villano, que es pegajosa pero nada más, o Iremos juntos, e incluso Hermano traicionero, la verdad no sé como les pusieron en español latino pero ni falta que hace porque son numeros musicales que pues están ahí pero na’mas.
Y ya de la historia mejor ni hablamos, es una que hemos visto innumerables veces en la historia del cine, una historia de traición, de decepción, de faldas, sí, la razón de la enemistad de Scar (aka Taka) y Mufasa es por Sarabi, por el amor de una leona, ¿en donde hemos visto eso antes? Pues si han visto telenovelas mexicanas, turcas, colombianas o brasileñas seguro han visto este plot argumental.
Miren, seamos sinceros, podemos pensar que con estas versiones live action y los contenidos animados como La guarida del León, que le dan vida al universo de El Rey León, Disney busca atraer nuevos públicos lo cierto es que el mercado de la nostalgia no deja de ser apetitoso, con contenidos como Mufasa: El Rey León Disney lanza el anzuelo para que los padres que crecieron con aquella versión de 1994 introduzcan a sus hijos a ese cariño por el universo y vean las caricaturas, los live action y hasta, si es posible, la obra de teatro musical sin embargo, por más esfuerzos que haga Disney para atraer público y dinerito se debe tener claro algo: nunca se podrá tener la fidelidad a un producto que fue creado con la intención de ser épico de origen cuando las leyendas no se hacen por encargo.
Debo confesar que siempre que escucho las primeras letras de el Ciclo sin fin, cuando suena Nants ingonyama bagagithi baba -cuyo traducción del zulu al español es “aquí viene el león, padre”- se me eriza la piel y me emociona tanto como cuando siendo un pequeño la escuche por primera a vez, de los intros de las películas musicales de Disney ninguna le gana por eso al enterarme de que estrenaría Mufasa: El Rey León,la nueva película del universo, uno de mis mayores intereses eran las piezas musicales, esperando la majestuosidad de la versión de 1994, que ha cautivado a generaciones, sin embargo, grande fue mi decepción cuando me encontré con una película que desperdicia su herencia y demuestra que si no se tiene la magia ésta no se puede comprar.
Mufasa: El Rey León es de esas películas que buscan ser grandes de origen, pero la grandeza no es algo que se pueda crear de forma artificiosa, no, no es posible, la grandeza de El Rey León, donde conocimos a Simba, Mufasa, Nala, Scar y a los adorables Timón y Pumbaa, fue casi inmediata pero no fue fortuita ni hechiza, se logró a través de una historia que tocó el corazón de cientos de niños, que les sacó lagrimas y que ademas les hizo cantar con grandes canciones como Yo quisiera ser ya el rey, Hakuna Matata, Esta noche es para amar y claro, El Ciclo sin fin.
Su relevancia fue tal entre diversas generaciones que sigue siendo para muchos su trauma cinematográfico al presenciar la muerte de Mufasa a manos del traicionero Scar, por eso es difícil alcanzar la vara que Rob Minkoff y Roger Allers en la dirección, así como Elton John a lado de Hans Zimmer en la música, dejaron muy arriba haciendo que la épica fuera casi imposible de emular.
Y no voy a demeritar el trabajo de Barry Jenkins y Lin Manuel “ya chole Disney” Miranda en esta nueva entrega que llegó a cines 30 años después del estreno de aquella versión animada inolvidable, no, pero tampoco voy a tapar el sol con un dedo, Mufasa es una película regular y no hay nada que se pueda hacer al respecto.
Si bien es cierto que nunca me la pasé mal viéndola, que reí y tararee un par de canciones, siempre sentí que faltaba algo más, algo con lo que realmente pudiera conectar, que me moviera y me emocionara pero no, realmente no pasó, creo que Mufasa es una película con eventos que van sucediendo sin mucho sentido, que pasan y aceptas que están ahí porque así son presentados en la película pero algo no termina de matchar.
La película arranca con Simba encargándole a Timón y Pumbaa que cuiden a su hija Kiara, una cachorra temerosa que no quiere que se vaya su padre, a la guardería se une un viejo Rafiki que decide contarle una historia a la leoncita, la historia de su abuelo Mufasa al que conocemos vagando a lado de sus padres, unos leones plebeyos que iban por ahí buscando Milele, un mítico lugar verde, con recursos “infinitos” y sin problemas de sequía como el que estaban experimentando pero mas hubiera valido que continuara la sequía pues justo cuando las primeras lluvias empezaron a caer llenando de agua un abrevadero al que Mufasa y sus padres acuden para beber agua, una fuerte corriente llega con fuerza para separar al pequeño león de su familia llevándolo tan lejos que por obra y gracia de la madre naturaleza se encuentra con Taka, otro cachorro de león, un principe, quien lo salva de ser comido por un cocodrilo, ahí encontramos un guiño al futuro o lo que también se conoce como intriga de predestinación, pero dejando eso de lado, ahí también encontramos el primer número musical que entra así sin mas, sin una buena justificación, solo para mostrarnos que Taka siempre había querido un hermano y que ahora lo había encontrado pero que la verdad es bastante x *pone sus ojos en blanco*
A esta canción hay que sumarle otras como Bye, bye, el tema del villano, que es pegajosa pero nada más, o Iremos juntos, e incluso Hermano traicionero, la verdad no sé como les pusieron en español latino pero ni falta que hace porque son numeros musicales que pues están ahí pero na’mas.
Y ya de la historia mejor ni hablamos, es una que hemos visto innumerables veces en la historia del cine, una historia de traición, de decepción, de faldas, sí, la razón de la enemistad de Scar (aka Taka) y Mufasa es por Sarabi, por el amor de una leona, ¿en donde hemos visto eso antes? Pues si han visto telenovelas mexicanas, turcas, colombianas o brasileñas seguro han visto este plot argumental.
Miren, seamos sinceros, podemos pensar que con estas versiones live action y los contenidos animados como La guarida del León, que le dan vida al universo de El Rey León, Disney busca atraer nuevos públicos lo cierto es que el mercado de la nostalgia no deja de ser apetitoso, con contenidos como Mufasa: El Rey León Disney lanza el anzuelo para que los padres que crecieron con aquella versión de 1994 introduzcan a sus hijos a ese cariño por el universo y vean las caricaturas, los live action y hasta, si es posible, la obra de teatro musical sin embargo, por más esfuerzos que haga Disney para atraer público y dinerito se debe tener claro algo: nunca se podrá tener la fidelidad a un producto que fue creado con la intención de ser épico de origen cuando las leyendas no se hacen por encargo.