FICM22 premia a SUJO y otras películas esperanzadoras
POR: JOSÉ LUIS SALAZAR EN MORELIA
29-10-2024 00:22:56
Un joven de una pequeña comunidad en tierra caliente en Michoacán invadida por el narcotráfico, después de dos décadas en las que, primero escapando de la sentencia de muerte que le dictó su padre al unirse a un grupo rival, y luego de la presión social masculina de su entorno por adentrarse en las bandas delictivas, termina caminando por los imponentes jardines de Ciudad Universitaria con una certeza en la vida, su amor por la literatura y su deseo de dedicar su vida a su estudio. Esta es la premisa de SUJO, película que se alzó con el Ojo a Mejor Largometraje Mexicano en el 22 Festival Internacional de Cine de Morelia.
El premio que fue otorgado por un jurado compuesto por el director y guionista ganador del Oscar Alexander Payne, la actriz Liv Tyler y el cineasta Ira Sachs, a las cineastas Astrid Rondero y Fernanda Valadez consta de un diploma, la escultura de Ojo diseñada por el artista michoacano Javier Marin, el Premio de los Estudios Churubusco por un millón de pesos en servicios de postproducción y 300 mil pesos otorgados por Cinépolis.
SUJO, como el trabajo previo de Rondero y Valadez Sin señas particulares, evade hacer un espectáculo de la violencia y también fue reconocido con el Ojo a Mejor Dirección de Largometraje Mexicano de Ficción para las cineastas y el Premio a Mejor Guion de Largometraje Mexicano de Ficción.
En otros premios otorgados en la secciones de ficción están el Ojito a Mejor Actor de Largometraje Mexicano de Ficción que en esta ocasión fue para Andrés Revo por su protagónico en Hombres Íntegros, como un joven víctima de la homofobia y el machismo de su entorno y cómo esto termina desembocando en una tragedia. Y el Ojito a Mejor Actriz de Largometraje Mexicano de Ficción para Diana Laura Di, la cantante de punk que protagoniza Violentas Mariposas, que tras ser víctima de agresión por las autoridades se une a un artista callejero en la búsqueda de justicia.
Finalmente, el jurado dio una mención especial a la propuesta de género del director Edgar Nito, Un cuento de pescadores, y entregó el Premio del Público a La cocina, de Alonso Ruizpalacios.
En la sección de largometraje documental, el jurado también se inclinó por películas que priorizaran la esperanza en contextos de violencia como en el retrato de tres mujeres tsotsiles que pese al asedio del crimen y las autoridades encuentran en el zapatismo las herramientas para continuar luchando por un mundo más justo en Li Cham, de Ana Ts’uyeb, ganador del Ojo a Mejor Largometraje Documental Mexicano que incluye un diploma, la escultura de ojo, un paquete de 40 horas de corrección de color, 20 horas de mezcla de audio en sala THX, subtitulado y elaboración de DCP y un premio de 300 mil pesos.
El tema del largometraje de Ts’uyeb coincide un poco con Formas de Atravesar un Territorio, de Gabriela Domínguez Ruvalcaba, presentado en competencia previamente en FICUNAM y ficmonterrey, el cual explora el vínculo de las mujeres tsotsiles con la naturaleza y con el territorio para explicar los procesos de migración, trabajo que ahora se llevó el Premio a Mejor Largometraje Documental realizado por una mujer que entrega la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión de México.
Las imágenes de unos niños de primaria en Jalisco que se tiran al suelo siguiendo el protocolo a seguir en una balacera en La falla, de Alana Simoes, sacudieron al jurado compuesto por la productora escocesa ganadora del Oscar, Mary Bell, la documentalista alemana Doris Metz y el director Cristian Calónico, quienes le otorgaron una mención especial de la Sección de Largometraje Documental Mexicano.
Finalmente, el Premio del Público terminó en manos de Eva Aridjis Fuentes por Goodbye, Horses: The Many Lives of Q Lazzarus, un rescate documental de la vida y obra de la enigmática artista afroamericana Q Lazzarus.
En las sección de cortometraje mexicano el jurado compuesto por Esther Brejón, miembro del comité de selección de la Semana de la Crítica en Cannes, el cineasta mexicano conocido por Temporada de Patos o Club Sandwich, Fernando Eimbcke y el cineasta guatemalteco ganador de la Cámara de Oro en Cannes por Nuestras Madres, César Díaz, reconocieron con el Ojo a Mejor Cortometraje de Ficción Mexicano a Spiritum de Adolfo Margulis el cual previamente había competido en el FICG y que aquí se hizo con un diploma, la escultura de Ojo, una cámara de video, un paquete de 20 horas de corrección de color, 10 horas de mezcla de audio en sala THX, subtitulado y elaboración de DCP y 100 mil pesos, patrocinados por una marca de refrescos.
Con un recorrido similar por festivales, Niño halcón duerme entre visiones de un incendio, acreedor a una mención especial en el ficmonterrey, en Morelia se llevó el Premio Especial del Jurado que incluye un diploma y un paquete para tres días de filmación.
Finalmente los dos últimos premios de cortos fueron el Ojo a Mejor Cortometraje de Animación Mexicano y el Ojo a Mejor Cortometraje Documental Mexicano otorgados a La mancha negra, de Yareni Velázquez Mendoza y Buscando un burro, de Juan Vicente Manrique respectivamente, ambos con valor de $100,000.
Dentro de los cortos michoacanos se entregó el Ojo de la Sección Michoacana a Impronta, de Rafael Martínez-García y una mención especial a Hasta que el alma baile, de Karla D. Oceguera mientras que ese mismo jurado conformado por el presidente de la AMACC Armando Casas, la directora general de Ambulante Itzel Martínez del Cañizo y el director y fundador de Shorts México, Jorge Magaña, presidió también el Concurso Michoacano de Guion de Cortometraje donde reconocieron el trabajo de Adrián A. González Camargo por Antesala al primer beso, guion que se hizo acreedor a un diploma, 40 mil pesos y un premio de postproducción de imagen para cortometraje así como una cámara de video.
Dentro de 9 días de festival en las que algunas de las mejores producciones nacionales del año tuvieron su estreno, el FICM resaltó a través de sus premios la importancia de narrativas que no solo retraten las problemáticas de violencia que atraviesan cada rincón del país sino sus particularidades y la manera de hacerles frente. Así es como imágenes sobre las comunidades tsotsiles en Oaxaca, la violencia laboral que aqueja a los migrantes mexicanos en Estados Unidos, la amenaza latente de violencia en Jalisco o los reclutamientos forzados de jóvenes en las filas del crimen organizado, se quedaron grabadas de esta edición y no fueron las de disparos o cuerpos sino la de las manos de unos niños que abrazan a su maestra, la de un grupo de mujeres indígenas que se organizan en el campo y la de un joven que encuentra en las aulas de Filosofía y Letras de la UNAM una alternativa a la violencia.
Un joven de una pequeña comunidad en tierra caliente en Michoacán invadida por el narcotráfico, después de dos décadas en las que, primero escapando de la sentencia de muerte que le dictó su padre al unirse a un grupo rival, y luego de la presión social masculina de su entorno por adentrarse en las bandas delictivas, termina caminando por los imponentes jardines de Ciudad Universitaria con una certeza en la vida, su amor por la literatura y su deseo de dedicar su vida a su estudio. Esta es la premisa de SUJO, película que se alzó con el Ojo a Mejor Largometraje Mexicano en el 22 Festival Internacional de Cine de Morelia.
El premio que fue otorgado por un jurado compuesto por el director y guionista ganador del Oscar Alexander Payne, la actriz Liv Tyler y el cineasta Ira Sachs, a las cineastas Astrid Rondero y Fernanda Valadez consta de un diploma, la escultura de Ojo diseñada por el artista michoacano Javier Marin, el Premio de los Estudios Churubusco por un millón de pesos en servicios de postproducción y 300 mil pesos otorgados por Cinépolis.
SUJO, como el trabajo previo de Rondero y Valadez Sin señas particulares, evade hacer un espectáculo de la violencia y también fue reconocido con el Ojo a Mejor Dirección de Largometraje Mexicano de Ficción para las cineastas y el Premio a Mejor Guion de Largometraje Mexicano de Ficción.
En otros premios otorgados en la secciones de ficción están el Ojito a Mejor Actor de Largometraje Mexicano de Ficción que en esta ocasión fue para Andrés Revo por su protagónico en Hombres Íntegros, como un joven víctima de la homofobia y el machismo de su entorno y cómo esto termina desembocando en una tragedia. Y el Ojito a Mejor Actriz de Largometraje Mexicano de Ficción para Diana Laura Di, la cantante de punk que protagoniza Violentas Mariposas, que tras ser víctima de agresión por las autoridades se une a un artista callejero en la búsqueda de justicia.
Finalmente, el jurado dio una mención especial a la propuesta de género del director Edgar Nito, Un cuento de pescadores, y entregó el Premio del Público a La cocina, de Alonso Ruizpalacios.
En la sección de largometraje documental, el jurado también se inclinó por películas que priorizaran la esperanza en contextos de violencia como en el retrato de tres mujeres tsotsiles que pese al asedio del crimen y las autoridades encuentran en el zapatismo las herramientas para continuar luchando por un mundo más justo en Li Cham, de Ana Ts’uyeb, ganador del Ojo a Mejor Largometraje Documental Mexicano que incluye un diploma, la escultura de ojo, un paquete de 40 horas de corrección de color, 20 horas de mezcla de audio en sala THX, subtitulado y elaboración de DCP y un premio de 300 mil pesos.
El tema del largometraje de Ts’uyeb coincide un poco con Formas de Atravesar un Territorio, de Gabriela Domínguez Ruvalcaba, presentado en competencia previamente en FICUNAM y ficmonterrey, el cual explora el vínculo de las mujeres tsotsiles con la naturaleza y con el territorio para explicar los procesos de migración, trabajo que ahora se llevó el Premio a Mejor Largometraje Documental realizado por una mujer que entrega la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión de México.
Las imágenes de unos niños de primaria en Jalisco que se tiran al suelo siguiendo el protocolo a seguir en una balacera en La falla, de Alana Simoes, sacudieron al jurado compuesto por la productora escocesa ganadora del Oscar, Mary Bell, la documentalista alemana Doris Metz y el director Cristian Calónico, quienes le otorgaron una mención especial de la Sección de Largometraje Documental Mexicano.
Finalmente, el Premio del Público terminó en manos de Eva Aridjis Fuentes por Goodbye, Horses: The Many Lives of Q Lazzarus, un rescate documental de la vida y obra de la enigmática artista afroamericana Q Lazzarus.
En las sección de cortometraje mexicano el jurado compuesto por Esther Brejón, miembro del comité de selección de la Semana de la Crítica en Cannes, el cineasta mexicano conocido por Temporada de Patos o Club Sandwich, Fernando Eimbcke y el cineasta guatemalteco ganador de la Cámara de Oro en Cannes por Nuestras Madres, César Díaz, reconocieron con el Ojo a Mejor Cortometraje de Ficción Mexicano a Spiritum de Adolfo Margulis el cual previamente había competido en el FICG y que aquí se hizo con un diploma, la escultura de Ojo, una cámara de video, un paquete de 20 horas de corrección de color, 10 horas de mezcla de audio en sala THX, subtitulado y elaboración de DCP y 100 mil pesos, patrocinados por una marca de refrescos.
Con un recorrido similar por festivales, Niño halcón duerme entre visiones de un incendio, acreedor a una mención especial en el ficmonterrey, en Morelia se llevó el Premio Especial del Jurado que incluye un diploma y un paquete para tres días de filmación.
Finalmente los dos últimos premios de cortos fueron el Ojo a Mejor Cortometraje de Animación Mexicano y el Ojo a Mejor Cortometraje Documental Mexicano otorgados a La mancha negra, de Yareni Velázquez Mendoza y Buscando un burro, de Juan Vicente Manrique respectivamente, ambos con valor de $100,000.
Dentro de los cortos michoacanos se entregó el Ojo de la Sección Michoacana a Impronta, de Rafael Martínez-García y una mención especial a Hasta que el alma baile, de Karla D. Oceguera mientras que ese mismo jurado conformado por el presidente de la AMACC Armando Casas, la directora general de Ambulante Itzel Martínez del Cañizo y el director y fundador de Shorts México, Jorge Magaña, presidió también el Concurso Michoacano de Guion de Cortometraje donde reconocieron el trabajo de Adrián A. González Camargo por Antesala al primer beso, guion que se hizo acreedor a un diploma, 40 mil pesos y un premio de postproducción de imagen para cortometraje así como una cámara de video.
Dentro de 9 días de festival en las que algunas de las mejores producciones nacionales del año tuvieron su estreno, el FICM resaltó a través de sus premios la importancia de narrativas que no solo retraten las problemáticas de violencia que atraviesan cada rincón del país sino sus particularidades y la manera de hacerles frente. Así es como imágenes sobre las comunidades tsotsiles en Oaxaca, la violencia laboral que aqueja a los migrantes mexicanos en Estados Unidos, la amenaza latente de violencia en Jalisco o los reclutamientos forzados de jóvenes en las filas del crimen organizado, se quedaron grabadas de esta edición y no fueron las de disparos o cuerpos sino la de las manos de unos niños que abrazan a su maestra, la de un grupo de mujeres indígenas que se organizan en el campo y la de un joven que encuentra en las aulas de Filosofía y Letras de la UNAM una alternativa a la violencia.