Amor, mentiras y sangre, cuando las cosas no salen nada bien
POR: ALEX VANSS
04-05-2024 02:54:16
Locuras se han cometido por amor o por dinero, familias se han enfrentado por las mismas razones pero cuando a esos escenarios le sumas anabólicos y testosterona, la cosa no puede salir nada bien y en Amor, mentiras y sangre (Love Lies Bleeding), las cosas no salen nada bien.
Amor mentiras y sangre nos cuenta la historia de Lou, ella es gerente de un gimnasio, tiene una problemática relación con su papá y casi casi ha dedicado su vida a cuidar a su hermana que sufre violencia doméstica, todo parece rutinario hasta que conoce a Jackie, una solitaria mujer cuyo sueño es convertirse en la mejor fisicoculturista de Estados Unidos.
Su encuentro no pudo ser más mágico, mientras Lou atendía el gym, Jackie llegó a ejercitarse y mientras lo hacía, Lou quedó cautivada por los músculos de Jackie, quien entrenaba fuerte para cumplir su sueño, solo tuvieron que pasar algunas horas para que ambas se quedaran solas en el establecimiento y tras algunos coqueteos y una inyección, de lo que podemos imaginar era un anabólico, si si, ya sé que eso está prohibido en las competencias pero la película está ambientada en los 80, otros tiempos, bueno, regresando a la historia… después de unos coqueteos se hicieron suyas -se sabe que hacer ejercicio te pone horny-.
Lou y Jackie le dieron rienda suelta a la pasión y como dos adultas decidieron vivir juntas pasando románticas noches de lagartijas y sexo, la verdad es que se les veía felices. Hasta aquí podríamos decir que todo apuntaba a una convencional película romántica en la que seguro habría un problema, quizá alguien que las querría separar porque lesbianas en un pueblo conservador, pero no, afortunadamente no.
El giro-problema es otro y es que un buen día, mientras Lou y Jackie disfrutan de su amor, Lou es informada que su hermana está en el hospital al ser violentamente atacada por su esposo, este hecho desencadena una furia en Jackie, que de por sí tiene un carácter temperamental pero con los anabólicos que se inyecta ahora se enfurece de forma aún más violenta.
A partir de la venganza de Jackie todo se convierte en una bola de nieve, una mentira, la necesidad de venganza, los traumas de la infancia desatan un caos que provoca la locura y el derramamiento de sangre que solo crece, crece y crece.
La verdad es que Amor, mentiras y sangre es de esas películas que al principio parecen extrañas, no sabes bien a dónde van pero que después te sorprenden para bien, son divertidas, con un humor ácido y se alejan del cliché y las etiquetas sobre las parejas lesbianas y su entorno.
Rose Glass se centra en los personajes, sus falencias, sus sueños y sus traumas, nos permite conocer seres complejos cuyas decisiones y errores son humanos, acá poco o nada tiene que ver si son de la comunidad LGBTQ+, se centra más en las locuras que se cometen por amor, en los enfrentamientos familiares que se dan en cualquier familia, tradicional, homoparental o gay.
Esto se potencia con las destacadas actuaciones de Kristen Stewart, quien da vida a Lou; Katy M. O’Brian, que interpreta a Jackie; y el gran Ed Harris que encarga al papá de Lou, de hecho el de Harris es un gran personaje, un mafiosillo local con poca paciencia pero con mucha frialdad, dueño de un club de tiro y del gym donde trabaja Lou que es capaz de sacrificar a su familia con tal de no perder su poder.
A esto hay que sumarle los efectos visuales y especiales que permiten esas ensoñaciones y esos delirios provocados por el frenesí de la violencia, los anabólicos y la sangre, pero también que sirven como metáforas de lo que sale mal cuando se miente, cuando se odia, cuando se quiere ocultar la verdad por el odio y el rencor.
En resumen Amor, mentiras y sangre es de esas películas que cautivan y te dejan con un gran sabor de boca, es de esas películas que saben a independiente pero tiene todo el potencial de un filme hollywoodense para hacer mucha taquilla, un filme que se sale de los cánones de lo romántico o gay, que puede leerse por las relaciones lésbicas pero que puede verse al margen de esto y disfrutar, solo disfrutar.
Locuras se han cometido por amor o por dinero, familias se han enfrentado por las mismas razones pero cuando a esos escenarios le sumas anabólicos y testosterona, la cosa no puede salir nada bien y en Amor, mentiras y sangre (Love Lies Bleeding), las cosas no salen nada bien.
Amor mentiras y sangre nos cuenta la historia de Lou, ella es gerente de un gimnasio, tiene una problemática relación con su papá y casi casi ha dedicado su vida a cuidar a su hermana que sufre violencia doméstica, todo parece rutinario hasta que conoce a Jackie, una solitaria mujer cuyo sueño es convertirse en la mejor fisicoculturista de Estados Unidos.
Su encuentro no pudo ser más mágico, mientras Lou atendía el gym, Jackie llegó a ejercitarse y mientras lo hacía, Lou quedó cautivada por los músculos de Jackie, quien entrenaba fuerte para cumplir su sueño, solo tuvieron que pasar algunas horas para que ambas se quedaran solas en el establecimiento y tras algunos coqueteos y una inyección, de lo que podemos imaginar era un anabólico, si si, ya sé que eso está prohibido en las competencias pero la película está ambientada en los 80, otros tiempos, bueno, regresando a la historia… después de unos coqueteos se hicieron suyas -se sabe que hacer ejercicio te pone horny-.
Lou y Jackie le dieron rienda suelta a la pasión y como dos adultas decidieron vivir juntas pasando románticas noches de lagartijas y sexo, la verdad es que se les veía felices. Hasta aquí podríamos decir que todo apuntaba a una convencional película romántica en la que seguro habría un problema, quizá alguien que las querría separar porque lesbianas en un pueblo conservador, pero no, afortunadamente no.
El giro-problema es otro y es que un buen día, mientras Lou y Jackie disfrutan de su amor, Lou es informada que su hermana está en el hospital al ser violentamente atacada por su esposo, este hecho desencadena una furia en Jackie, que de por sí tiene un carácter temperamental pero con los anabólicos que se inyecta ahora se enfurece de forma aún más violenta.
A partir de la venganza de Jackie todo se convierte en una bola de nieve, una mentira, la necesidad de venganza, los traumas de la infancia desatan un caos que provoca la locura y el derramamiento de sangre que solo crece, crece y crece.
La verdad es que Amor, mentiras y sangre es de esas películas que al principio parecen extrañas, no sabes bien a dónde van pero que después te sorprenden para bien, son divertidas, con un humor ácido y se alejan del cliché y las etiquetas sobre las parejas lesbianas y su entorno.
Rose Glass se centra en los personajes, sus falencias, sus sueños y sus traumas, nos permite conocer seres complejos cuyas decisiones y errores son humanos, acá poco o nada tiene que ver si son de la comunidad LGBTQ+, se centra más en las locuras que se cometen por amor, en los enfrentamientos familiares que se dan en cualquier familia, tradicional, homoparental o gay.
Esto se potencia con las destacadas actuaciones de Kristen Stewart, quien da vida a Lou; Katy M. O’Brian, que interpreta a Jackie; y el gran Ed Harris que encarga al papá de Lou, de hecho el de Harris es un gran personaje, un mafiosillo local con poca paciencia pero con mucha frialdad, dueño de un club de tiro y del gym donde trabaja Lou que es capaz de sacrificar a su familia con tal de no perder su poder.
A esto hay que sumarle los efectos visuales y especiales que permiten esas ensoñaciones y esos delirios provocados por el frenesí de la violencia, los anabólicos y la sangre, pero también que sirven como metáforas de lo que sale mal cuando se miente, cuando se odia, cuando se quiere ocultar la verdad por el odio y el rencor.
En resumen Amor, mentiras y sangre es de esas películas que cautivan y te dejan con un gran sabor de boca, es de esas películas que saben a independiente pero tiene todo el potencial de un filme hollywoodense para hacer mucha taquilla, un filme que se sale de los cánones de lo romántico o gay, que puede leerse por las relaciones lésbicas pero que puede verse al margen de esto y disfrutar, solo disfrutar.