Oppenheimer, el mito de un hombre insignificante

POR: ALEX VANSS

21-07-2023 17:22:34

Oppenheimer, el mito de un hombre insignificante


Ha sido difícil escribir de Oppenheimer, me pasó algo curioso con esta película: la vi, la platiqué con un colega y al día siguiente simplemente se borró de mi cabeza, como una especie de blackout y creo pasó porque Oppenheimer es el mito de un hombre insignificante, tan insignificante como el capítulo tres del libro de Historia Mundial de primero de secundaria.

No me mal entiendan, en absoluto creo sea una “mala” película, vayan a verla, su hechura, sus actuaciones, su fotografía y su diseño de producción son impecables, veanla en Imax, en digital o 35mm, la verdad no importa mucho, igual aquí no tenemos salas para exhibirla como Nolan la pensó.


Dejando a un lado los bien logrados aspectos técnicos y después de darle varias vueltas a la película, he caído en cuenta que Oppenheimer es una historia que te pueden contar en History Channel con la misma profundidad con la que a Rick (El precio de la historia) le cuentan la historia del primer juguete de Star Wars.


Según, Oppenheimer es la historia de un hombre, un genio, un incomprendido, un soberbio, pero también de un inocente, un soñador y un idealista, un mártir y un villano, el padre de la bomba atómica, la muerte y bla, bla, bla, bla.


Oppenheimer con Cillian Murphy


Será que no soy estadounidense y no he sido adoctrinado desde preescolar con el amor a las barras y las estrellas, y el patriotismo barato que lleva a los humanos a matarse entre sí, o será que vivo en Latinoamérica y los problemas que me atraviesan tienen su origen en las políticas de un país que en aras de su expansión puede matar sin más, con una mano en la cintura, excusándose en que así es la guerra.


Partamos de un hecho, la creación de la bomba atómica es una aberración y haber soltado dos de esas aberraciones es un crimen contra la humanidad, seguro que hasta la fecha seguimos viviendo las secuelas de su explosión, ya no digamos los problemas geopolíticos.


Dicho lo anterior, el personaje de Oppenheimer es una hormiga, un grano de arena, un nada en el todo, sus conflictos personales la verdad me valen muy poco, si murió con el remordimiento de haber liderado el proyecto Manhattan me tiene sin cuidado, él es simplemente un hombre que tuvo que vivir con las consecuencias de sus actos, como todos.


Aquí esta justamente mi problema con el delineado de este personaje, Nolan equipara de alguna forma a J. Robert Oppenheimer con Prometeo, quien sintiendo amor y compasión por los hombres roba el fuego para entregárselos, tal hazaña fue castigada por Zeus, quien lo condenó a la tortura eterna porque se divertía con el dolor y la desgracia humana.


El Oppenheimer de Nolan es un hombre cuyas motivaciones son simplistas y que, seamos sinceros, no tenía la menor idea de lo que su “hazaña” provocaría. Es un hombre incapaz de comprometerse con una causa, es pragmático, resultadista y mentiroso, su momento de más dolor es haber dejado morir sola a su amante, ¡su amante!, es un hombre que navega en la superficialidad, con el que es muy difícil sentir empatía.


Oppenheimer, el mito de un hombre insignificante


No les voy a mentir, hubo un momento en que me dieron ganas de llorar, sentí un inmenso dolor por la cantidad de vidas que se perdieron con las bombas atómicas, fue el colofón terrible de una guerra que desapareció a más de 40 millones de humanos, en ese momento casi conecté con el Oppenheimer de Nolan pero ¡zaz!, volvió a ser el mismo personaje intrascendente que ahora pasó de genio incomprendido a mártir *exhala*.


Entiendo perfectamente las intenciones de Nolan, y miren que el hombre se esforzó en dejarlas claras con su parloteo en la recta final de la película, sin embargo, esa profundidad que quería justificar con diálogos y secuencias indulgentes poco o nada se reflejaba en su protagonista, y eso que la actuación de Cillian es 5 estrellas, excelente servicio.


Igual y estoy exigiendo mucho, tal vez Oppenheimer solo es una película que busca ser épica, que conjuga el cine comercial con algo más autoral para provocar en el espectador la sensación de que están viendo lo que el Imcine llama “cine de calidad” pero si me hubiera gustado ver a un hombre que realmente lucha con sus demonios, pero para ver un hombre atormentado por sus demonios pues ahí está Él, con el soberbio Arturo de Cordova, no sé, yo no’más digo.




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