Black Phone: memorias, horror y fantasmas
POR: NANCY MORA EN GUADALAJARA
22-06-2022 12:46:22
Cuando éramos niños nos asustaban diciendo que si nos portábamos mal vendría un monstruo o “robachicos” para llevarnos con él. Ahora, esa sentencia se hace realidad en Black Phone, la más reciente película de Scott Derrickson, quien conjuga sus memorias, el horror y fantasmas para regalarnos una de las películas más inquietantes de los últimos años, además de rendirle un muy merecido homenaje al cine de género de la década de los 70.
En Black Phone, Derrickson toma como base el cuento escrito por Joe Hill –hijo de Stephen King- y lo mezcla con sus recuerdos de infancia para contar una historia situada en Colorado a finales de los 70, donde el Finney Shaw (Mason Thames), un niño de 13 años introvertido tiene lidiar con el bullying de sus compañeros de escuela y con la violencia por parte de su padre, teniendo como aliada a su hermana Gwen Shaw (Madeleine McGraw) y eventualmente al chico más rudo del barrio, Robin (Miguel Cazarez).
Lo perturbador del filme inicia cuando los chicos de la escuela empiezan a desaparecer, la única pista son globos negros que el raptor deja volar cuando se roba a los niños, después de tres desapariciones cercanas, incluida la de Robin, Gwen también es raptado y llevado a un cuarto donde lo acompaña un misterioso teléfono negro, hasta entonces inservible pero que le servirá como una conexión con el “más allá”.
Esta es la trama de Black Phone, pero más que contarles el argumento o el desenlace, lo realmente importante es destacar la habilidad y genialidad de Derrickson para crear una película que reúne todos los elementos del horror que disfrutamos los fans del género, el director es preciso para crear un guion que no le sobra ni le falta nada, es una historia intrigante con dosis de horror y un villano –magistralmente interpretado por Ethan Hawke (Sinister) como el que hace mucho no veíamos en pantalla, un monstruo de carne y hueso cuya máscara y maldad sí atemoriza, pues nos recuerda que los “robachicos” o las personas y sádicas siguen deambulando por las calles y que por eso no debemos hablar con extraños.
Con esta película, el creador de filmes como Sinister y el Exorcismo de Emily Rose retoma los elementos del horror genuino, del hecho décadas atrás para crear la atmósfera perfecta para su historia, durante toda la película se percibe el ambiente tenebroso, un pueblo que parece fantasma en sí mismo, el aspecto vintage está en todo momento. Además, Derrickson aprovecha para hacer un claro homenaje al propio Stephen King, como cuando vemos a la pequeña Gwen buscando a su hermano mientras conduce su bicicleta con un impermeable amarillo y botas rojas; o los guiños a The Shining o The Shawshank redemption.
Pero si algo destaca en Black Phone son sus personajes, empezando por The grabber interpretado por Ethan Hawke, quien ya había trabajado con Derrickson en Sinister, y que ahora encaja perfecto en un criminal trastornado por sus traumas infantiles, un psicópata que utiliza una multimáscara (creación de Tom Savini) que va cambiando dependiendo de su estado de ánimo, así lo podemos ver con una macabra y amplia sonrisa, o con un gesto de tristeza o enojo, al que se suma una voz bastante perturbadora y movimientos corporales que logran inquietarnos.
Otro personaje que se lleva la película es el pequeño Finney Shaw, interpretado por Mason Thames, un actor que en su primer protagónico en cine nos ha sorprendido, porque su peso en la historia es fundamental y lo hace bastante bien, lo que también habla de la buena dirección por parte de Derrickson. Mención especial merece el personaje de Gwen, quien se roba las carcajadas del espectador y a quien amamos por su valentía y su humor negro, perfecto para relajar las situaciones más densas en la película.
Por todo lo anterior Black Phone se convierte en una de esas inolvidables películas de género, en la película que confirma la vena terrorífica de Scott Derrickson, la que nos deja al psicópata más temido y la que nos recuerda que la maldad puede estar en cualquier parte y puede atacar a los más vulnerables, en este caso, niños que tiene perdida la batalla con los adultos porque no pueden medir sus fuerzas, pero que al final, después de 1 hora 40 minutos de mucha tensión, nos regala un final feliz.
Cuando éramos niños nos asustaban diciendo que si nos portábamos mal vendría un monstruo o “robachicos” para llevarnos con él. Ahora, esa sentencia se hace realidad en Black Phone, la más reciente película de Scott Derrickson, quien conjuga sus memorias, el horror y fantasmas para regalarnos una de las películas más inquietantes de los últimos años, además de rendirle un muy merecido homenaje al cine de género de la década de los 70.
En Black Phone, Derrickson toma como base el cuento escrito por Joe Hill –hijo de Stephen King- y lo mezcla con sus recuerdos de infancia para contar una historia situada en Colorado a finales de los 70, donde el Finney Shaw (Mason Thames), un niño de 13 años introvertido tiene lidiar con el bullying de sus compañeros de escuela y con la violencia por parte de su padre, teniendo como aliada a su hermana Gwen Shaw (Madeleine McGraw) y eventualmente al chico más rudo del barrio, Robin (Miguel Cazarez).
Lo perturbador del filme inicia cuando los chicos de la escuela empiezan a desaparecer, la única pista son globos negros que el raptor deja volar cuando se roba a los niños, después de tres desapariciones cercanas, incluida la de Robin, Gwen también es raptado y llevado a un cuarto donde lo acompaña un misterioso teléfono negro, hasta entonces inservible pero que le servirá como una conexión con el “más allá”.
Esta es la trama de Black Phone, pero más que contarles el argumento o el desenlace, lo realmente importante es destacar la habilidad y genialidad de Derrickson para crear una película que reúne todos los elementos del horror que disfrutamos los fans del género, el director es preciso para crear un guion que no le sobra ni le falta nada, es una historia intrigante con dosis de horror y un villano –magistralmente interpretado por Ethan Hawke (Sinister) como el que hace mucho no veíamos en pantalla, un monstruo de carne y hueso cuya máscara y maldad sí atemoriza, pues nos recuerda que los “robachicos” o las personas y sádicas siguen deambulando por las calles y que por eso no debemos hablar con extraños.
Con esta película, el creador de filmes como Sinister y el Exorcismo de Emily Rose retoma los elementos del horror genuino, del hecho décadas atrás para crear la atmósfera perfecta para su historia, durante toda la película se percibe el ambiente tenebroso, un pueblo que parece fantasma en sí mismo, el aspecto vintage está en todo momento. Además, Derrickson aprovecha para hacer un claro homenaje al propio Stephen King, como cuando vemos a la pequeña Gwen buscando a su hermano mientras conduce su bicicleta con un impermeable amarillo y botas rojas; o los guiños a The Shining o The Shawshank redemption.
Pero si algo destaca en Black Phone son sus personajes, empezando por The grabber interpretado por Ethan Hawke, quien ya había trabajado con Derrickson en Sinister, y que ahora encaja perfecto en un criminal trastornado por sus traumas infantiles, un psicópata que utiliza una multimáscara (creación de Tom Savini) que va cambiando dependiendo de su estado de ánimo, así lo podemos ver con una macabra y amplia sonrisa, o con un gesto de tristeza o enojo, al que se suma una voz bastante perturbadora y movimientos corporales que logran inquietarnos.
Otro personaje que se lleva la película es el pequeño Finney Shaw, interpretado por Mason Thames, un actor que en su primer protagónico en cine nos ha sorprendido, porque su peso en la historia es fundamental y lo hace bastante bien, lo que también habla de la buena dirección por parte de Derrickson. Mención especial merece el personaje de Gwen, quien se roba las carcajadas del espectador y a quien amamos por su valentía y su humor negro, perfecto para relajar las situaciones más densas en la película.
Por todo lo anterior Black Phone se convierte en una de esas inolvidables películas de género, en la película que confirma la vena terrorífica de Scott Derrickson, la que nos deja al psicópata más temido y la que nos recuerda que la maldad puede estar en cualquier parte y puede atacar a los más vulnerables, en este caso, niños que tiene perdida la batalla con los adultos porque no pueden medir sus fuerzas, pero que al final, después de 1 hora 40 minutos de mucha tensión, nos regala un final feliz.