Scream: de regreso a Woodsboro y a las raíces de la franquicia
POR: ISRAEL YERENA
18-01-2022 13:32:44
El cine de terror suele exprimir una y otra vez aquellas franquicias que lo hicieron grande, a veces, a tal grado que el producto original se deforma hasta quedar irreconocible. Sin embargo, existen secuelas…¿o recuelas, mejor dicho?, que gloriosamente retornan a sus raíces y nos recuerdan el porqué se convirtieron en clásicos; Scream (2022) es una de ellas.
El pueblo de Woodsboro vuelve a ser escenario y testigo de una nueva ola de homicidios que recuerdan a psicópatas del pasado. Por ello, cuando un grupo de jóvenes es acechado por un peligroso asesino, personajes que han sobrevivido el mismo infierno retornan para finalizar lo que nunca ha terminado.
Scream, dirigida por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, es una película asombrosa tanto por su dinamismo como por su compromiso con la obra original de Wes Craven; pues si bien resulta efectiva y fresca para la actualidad, también respeta los elementos y personajes que caracterizaron a las secuelas pasadas.
Es decir, por un lado vemos una película slasher con grandes e interesantes muertes que provocan y mantienen el suspenso desde sus primeros y hasta los últimos minutos. O sea, es lo bastante enérgica para entretener a aquellos que buscan una buena trama y a quienes sólo quieren saciar su sed de sangre por un par de horas sin importar quién sea el asesino tras la máscara.
Además, cuenta con un factor importantísimo que pocas cintas consiguen: respeta al fanático, al director y a la cinta original. ¿Cómo lo hace?:
Retoma personajes del pasado dándoles una mayor madurez y justificación para estar de vuelta; toma guiños y referencias tanto técnicas y narrativas que lejos de apelar a la nostalgia gratuita le dan continuidad a una nueva trama y expanden lo ya creado por Craven en 1996.
Esta película se atreve a crear sus propias y nuevas reglas (¿incluso un nuevo subgénero?) que, maravillosamente, utiliza para volver a sus raíces.
Así, critica esta nueva tendencia de secuelas tardías pero también a esta ola de cintas de terror “con tramas más profundas”, al mismo tiempo que se burla del fanático del cine de terror y se ríe de la misma franquicia de Scream, pero no hay ni una pizca de malicia en sus burlas; no, al contrario, pues lejos de ofender nos recuerda lo grande que es parodiar al género, a sus fans y las prácticas mismas de la industria…y eso es lo que hizo grande a esta saga.
¿Lo malo? Su final puede sentirse un poco insípido, sin mucha sorpresa al momento de la revelación del psicópata. Pero no es su culpa, pues después de pasar una, otra y otra y otra vez por una historia similar, es difícil sorprenderse con cualquiera que sea el culpable.
Es bueno estar de vuelta en Woodsboro.
El cine de terror suele exprimir una y otra vez aquellas franquicias que lo hicieron grande, a veces, a tal grado que el producto original se deforma hasta quedar irreconocible. Sin embargo, existen secuelas…¿o recuelas, mejor dicho?, que gloriosamente retornan a sus raíces y nos recuerdan el porqué se convirtieron en clásicos; Scream (2022) es una de ellas.
El pueblo de Woodsboro vuelve a ser escenario y testigo de una nueva ola de homicidios que recuerdan a psicópatas del pasado. Por ello, cuando un grupo de jóvenes es acechado por un peligroso asesino, personajes que han sobrevivido el mismo infierno retornan para finalizar lo que nunca ha terminado.
Scream, dirigida por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, es una película asombrosa tanto por su dinamismo como por su compromiso con la obra original de Wes Craven; pues si bien resulta efectiva y fresca para la actualidad, también respeta los elementos y personajes que caracterizaron a las secuelas pasadas.
Es decir, por un lado vemos una película slasher con grandes e interesantes muertes que provocan y mantienen el suspenso desde sus primeros y hasta los últimos minutos. O sea, es lo bastante enérgica para entretener a aquellos que buscan una buena trama y a quienes sólo quieren saciar su sed de sangre por un par de horas sin importar quién sea el asesino tras la máscara.
Además, cuenta con un factor importantísimo que pocas cintas consiguen: respeta al fanático, al director y a la cinta original. ¿Cómo lo hace?:
Retoma personajes del pasado dándoles una mayor madurez y justificación para estar de vuelta; toma guiños y referencias tanto técnicas y narrativas que lejos de apelar a la nostalgia gratuita le dan continuidad a una nueva trama y expanden lo ya creado por Craven en 1996.
Esta película se atreve a crear sus propias y nuevas reglas (¿incluso un nuevo subgénero?) que, maravillosamente, utiliza para volver a sus raíces.
Así, critica esta nueva tendencia de secuelas tardías pero también a esta ola de cintas de terror “con tramas más profundas”, al mismo tiempo que se burla del fanático del cine de terror y se ríe de la misma franquicia de Scream, pero no hay ni una pizca de malicia en sus burlas; no, al contrario, pues lejos de ofender nos recuerda lo grande que es parodiar al género, a sus fans y las prácticas mismas de la industria…y eso es lo que hizo grande a esta saga.
¿Lo malo? Su final puede sentirse un poco insípido, sin mucha sorpresa al momento de la revelación del psicópata. Pero no es su culpa, pues después de pasar una, otra y otra y otra vez por una historia similar, es difícil sorprenderse con cualquiera que sea el culpable.
Es bueno estar de vuelta en Woodsboro.