¿Cuántos de nosotros tenemos amigos o familiares que se separan de sus parejas tras un largo y doloroso divorcio? ¿Y cuántos de nosotros nos atrevemos a pensar que jamás pasaremos por esa situación porque “no somos como ellos”? Esas son quizá las dos reflexiones que permean alrededor de la nueva cinta del estadounidense Noah Baumbach titulada, Historia de un matrimonio, protagonizada por Adam Driver y Scarlett Johannson.

La disección del amor y el matrimonio son procesos complejos que vistos desde fuera del círculo principal son terribles, más aún cuando en medio de este espinoso camino hay una tercera persona fruto de ese amor que precisamente se está destruyendo. En torno a esta disección hay muchos elementos que van conformando una interminable espiral de dolor, enojo, reclamo, costumbres, apego y sueños frustrados.

Lo interesante de esta cinta no es el proceso de separación en sí, sino las partes que van conformando este proceso. La familia también se ve afectada ya que en muchas ocasiones se incluye a la pareja como parte de la familia y al final, por lealtad a nuestro ser querido primario, esta relación se debe romper de forma gradual para que en un futuro sea permanente; caso similar pasa con los amigos, más aún si son amigos de ambas partes, es difícil no tomar partido sin embargo, ese es otro frente que también se ve afectado cuando hay una separación irreconciliable; el terreno profesional tampoco es inmune a esta situación, la mayoría de las veces el ocuparnos y sumergirnos en el trabajo nos ayuda a no pensar en la realidad que se está viviendo, pero tarde o temprano se verá afectado porque la persona en sí está totalmente desconectada de esa plenitud y esa estabilidad emocional que se necesita para realizar el trabajo óptimo. También es importante destacar que estas tres partes, familia, amigos y trabajo son comúnmente factores que llevan a una pareja a la separación, no en todos los casos y frentes, pero es más común de lo que parece.

Me atrevo a decir que Historia de un Matrimonio es quizá una de las cintas más íntimas y personales de Baumbach, recordemos que en 2013 el mismo director sufrió la separación de su entonces esposa y actriz de Hollywood Jennifer Jason Leigh tras 8 años de matrimonio, y en cuyo expediente se citaron “diferencias irreconciliables”, dos palabras que tal cual se mencionan un par de veces en la cinta.

Es muy probable que la película esté inspirada en esta separación que el director tuvo con la actriz por algunos aspectos muy simbólicos en la vida personal de Baumbach, como el hecho de que el personaje de Johansson, Nicole, sea una actriz de teatro que brinca a la pantalla chica; el personaje de Driver, Charlie, es un prominente director de teatro, curioso; Los Ángeles y Nueva York también son dos ciudades que estuvieron íntimamente relacionadas en su matrimonio; y finalmente, el hecho de que durante la cinta se percibe un reclamo de abandono de Charlie hacia ella, y curiosamente sólo vemos las partes tristes de él y muy pocas veces las de ella dejándola como una mujer ligeramente egoísta y sin interés; tampoco profundiza en los motivos que la obligan a ella a pensar de él como “un cerdo”, no se exponen y por lo tanto para el espectador, no se justifican las acciones que hace ella en contra de él. Al final cada quien cuenta su versión, y aunque no deja tan mal parada a Nicole, se percibe una cinta mucho más inclinada al sufrimiento de él que el de ella, en fin, son apreciaciones personales, quizá me equivoque.

Un elemento demoledor en la película son los abogados que representan ambas partes, se plantean prácticamente como mercenarios de los secretos en una relación hasta el punto de ser manipuladores y ambiciosos, de hecho en la cinta, Nora, la abogada de Nicole, está inspirada en una famosa abogada de L.A. que ha llevado diversos casos de divorcios en Hollywood, entre ellos el de Scarlett Johansson en 2017 con Romain Dauriac.

Otro detalle interesante es que en diversos pasajes de esta historia, Baumbach hace diversos homenajes a la cinta de Ingmar Bergman, Persona, con encuadres, música y planos que son referencia directa de esta polémica cinta de 1966. También es muy destacada la participación del reparto, Johannson es espectacular y se mantiene a la altura de un personaje demandante, sin embargo, Adam Driver es quien confirma que está convertido en uno de los actores actuales más talentosos y virtuosos de nuestra era, la escena del enfrentamiento en la sala de su casa es una muestra del monstruo descomunal actoral que ha alcanzado este tipo tan criticado en la primera cinta de la saga Star Wars: El Despertar de la Fuerza, con su personaje de Kylo Ren. Es mi deber compartir que en Historia de un Matrimonio, Driver es insuperable, intenso y 100% creíble.

Al final de esta cinta queda un vacío para el espectador, un desasosiego ligado directamente a la esperanza de tener un amor inquebrantable y eterno, el matrimonio como tal es quizá uno de los vínculos más íntimos que pueden tener dos personas, sin embargo, nunca se está exento de una terrible separación, nadie lo está, ni nadie lo estará.  La reflexión final que me deja esta cinta tiene que ver directamente con la libertad de elección y la libertad de saber y dejar sentir lo que la otra persona pudiera pensar o no de nosotros, es una cinta confrontadora, una película de amor, una carta de compasión y redención ante los errores comunes en la vida de dos enamorados.