Territorio: ¿Somos hombres, payasos o animales?
POR: ALEX VANSS
29-11-2019 12:17:23
Cuestionar la masculinidad no se trata de si usar ropa color rosa es propio de hombres, si jugar con muñecas nos hace menos masculinos, cuestionar la masculinidad es cuestionar nuestro estatus de privilegio en la sociedad, si como hombres no cuestionamos estos “beneficios” difícilmente podemos tomar conciencia del papel que desempeñamos en pos de una sociedad más justa y equitativa con las mujeres.
Territorio es la nueva película de Andrés Clariond, en la que él no está obligado a aleccionar al espectador, a decirle que sí o que no en temas de masculinidades, pero vamos, si vas a cuestionar al machismo no lo hagas con pinzas, menos cuando vives en un país prominente machista donde matan a 9 mujeres cada día.
No intentes mostrar un personaje femenino “fuerte” que se va con quien la tiene más grande y su libido es más fuerte, no intentes venderme que hay hombrías basadas en lo animal y en lo racional, eso no abona al cambio del paradigma de la sociedad mexicana, al contrario, lo enraíza.
En Territorio se nos muestra a una pareja que busca tener un bebé pero el hombre es estéril y por más que lo intentan éste no puede. Abrumado por su “fracaso” decide proponerle a su nuevo mejor amigo y compañero de chamba que le ayude con “la tarea”, así, en una noche de copas comienzan un trío que termina en una sesión de vouyerismo donde el marido ve como alguien más hace estremecer a su mujer.
Hasta ahí todo resulta marchar sobre ruedas pues el amigo, y subalterno en la empresa donde labora, ya tenía planeado irse a Estados Unidos, pero ¡oh sorpresa!, no consigue el anhelado sueño americano, el pollero lo asalta y abandona así que regresa a la casa donde todo sucedió y pide asilo, el cual le otorgan a regañadientes pues el marido no está conforme, siente que alguien más le quitará su lugar y equivocado no está.
A partir de ese momento comienza una relación de poder entre un hombre “racional” y otro “animal”, ¡qué va! más bien inicia una batalla entre dos machos que luchan por ver quién lo tiene más grande y es claro que el amigo es el más dotado, y en esta batalla falocéntrica, como la misma sociedad mexicana, el amigo gana y se queda con todo, casa, muebles y mujer.
¿Y la mujer? Pues un accesorio más, un ser que queda a merced de las circunstancias, desvalida pero deseosa de atención sexual (según), por eso se queda con el amigo de su marido quien en realidad es un baquetón que no la quiere y solo la ve como trofeo, botín de guerra ¿y el marido? Con su frágil masculinidad herida va y encara a su esposa, luego se “arrepiente” y desde una posición superior, que le da la sociedad por ser hombre, regresa a decirle, condescendientemente, que tendrá que aguantar al amigo baquetón.
¿Cuestionó Andrés en algún punto al machismo, a los “tipos” de masculinidad? No, ¿era su obligación? Realmente no, aunque él mencionó que lo quería hacer cuando presentó el filme en Morelia. Clariond pierde una oportunidad de oro de poner sobre la pantalla un tema sustancial para los momentos sociales que vivimos: ¡no hay tipos de hombres o masculinidades! Pelear a ver quién lo tiene más grande no te hace más o menos hombre y aceptar tu “derrota” no te hace un hombre racional solo un macho vencido por otro macho.
Tal vez Andrés Clariond nunca se ha cuestionado su propia masculinidad, no es sencillo hacerlo, de pequeños nos educan desde una posición de superioridad, ser hombre es ser fuerte, el hombre no llora, no muestra sentimientos ni habla de lo que le duele, así que cuestionarse a sí mismo es difícil pero esos paradigmas arcaicos deben cambiar.
El director no tiene obligación pero si una responsabilidad cuando trata en pantalla ciertos temas que aquejan a la sociedad mexicana, y usted amable lector se estará preguntando ¿si el director no lo hace, lo harás tú?
¡Claro! Y para hacerlo les dejo unas sencillas preguntas que abrirán su reflexión estimado lector del género masculino ¿cuándo va por la calle siente miedo de ser violado?, ¿teme salir de noche por miedo de ser violado?, ¿teme pasar por una construcción por miedo a ser acosado?, ¿teme vestir con ropa ajustada por miedo a ser violentado?, ¿usted no se enoja cuando las mujeres vandalizan monumentos cuando protestan por los feminicidios? si usted respondió NO en al menos una de las preguntas entonces usted está en una situación de poder, en una posición de privilegio, ahora cuestiónese si ese privilegio le hace un ser humano mejor o un macho opresor, le aseguro que si se cuestiona se dará cuenta que frente a las mujeres usted no sufre, usted goza de privilegios que no debe tener porque en una sociedad equitativa todos tenemos los mismos derechos y las mismas responsabilidades, y eso es lo que Territorio no logra mostrar.
Cuestionar la masculinidad no se trata de si usar ropa color rosa es propio de hombres, si jugar con muñecas nos hace menos masculinos, cuestionar la masculinidad es cuestionar nuestro estatus de privilegio en la sociedad, si como hombres no cuestionamos estos “beneficios” difícilmente podemos tomar conciencia del papel que desempeñamos en pos de una sociedad más justa y equitativa con las mujeres.
Territorio es la nueva película de Andrés Clariond, en la que él no está obligado a aleccionar al espectador, a decirle que sí o que no en temas de masculinidades, pero vamos, si vas a cuestionar al machismo no lo hagas con pinzas, menos cuando vives en un país prominente machista donde matan a 9 mujeres cada día.
No intentes mostrar un personaje femenino “fuerte” que se va con quien la tiene más grande y su libido es más fuerte, no intentes venderme que hay hombrías basadas en lo animal y en lo racional, eso no abona al cambio del paradigma de la sociedad mexicana, al contrario, lo enraíza.
En Territorio se nos muestra a una pareja que busca tener un bebé pero el hombre es estéril y por más que lo intentan éste no puede. Abrumado por su “fracaso” decide proponerle a su nuevo mejor amigo y compañero de chamba que le ayude con “la tarea”, así, en una noche de copas comienzan un trío que termina en una sesión de vouyerismo donde el marido ve como alguien más hace estremecer a su mujer.
Hasta ahí todo resulta marchar sobre ruedas pues el amigo, y subalterno en la empresa donde labora, ya tenía planeado irse a Estados Unidos, pero ¡oh sorpresa!, no consigue el anhelado sueño americano, el pollero lo asalta y abandona así que regresa a la casa donde todo sucedió y pide asilo, el cual le otorgan a regañadientes pues el marido no está conforme, siente que alguien más le quitará su lugar y equivocado no está.
A partir de ese momento comienza una relación de poder entre un hombre “racional” y otro “animal”, ¡qué va! más bien inicia una batalla entre dos machos que luchan por ver quién lo tiene más grande y es claro que el amigo es el más dotado, y en esta batalla falocéntrica, como la misma sociedad mexicana, el amigo gana y se queda con todo, casa, muebles y mujer.
¿Y la mujer? Pues un accesorio más, un ser que queda a merced de las circunstancias, desvalida pero deseosa de atención sexual (según), por eso se queda con el amigo de su marido quien en realidad es un baquetón que no la quiere y solo la ve como trofeo, botín de guerra ¿y el marido? Con su frágil masculinidad herida va y encara a su esposa, luego se “arrepiente” y desde una posición superior, que le da la sociedad por ser hombre, regresa a decirle, condescendientemente, que tendrá que aguantar al amigo baquetón.
¿Cuestionó Andrés en algún punto al machismo, a los “tipos” de masculinidad? No, ¿era su obligación? Realmente no, aunque él mencionó que lo quería hacer cuando presentó el filme en Morelia. Clariond pierde una oportunidad de oro de poner sobre la pantalla un tema sustancial para los momentos sociales que vivimos: ¡no hay tipos de hombres o masculinidades! Pelear a ver quién lo tiene más grande no te hace más o menos hombre y aceptar tu “derrota” no te hace un hombre racional solo un macho vencido por otro macho.
Tal vez Andrés Clariond nunca se ha cuestionado su propia masculinidad, no es sencillo hacerlo, de pequeños nos educan desde una posición de superioridad, ser hombre es ser fuerte, el hombre no llora, no muestra sentimientos ni habla de lo que le duele, así que cuestionarse a sí mismo es difícil pero esos paradigmas arcaicos deben cambiar.
El director no tiene obligación pero si una responsabilidad cuando trata en pantalla ciertos temas que aquejan a la sociedad mexicana, y usted amable lector se estará preguntando ¿si el director no lo hace, lo harás tú?
¡Claro! Y para hacerlo les dejo unas sencillas preguntas que abrirán su reflexión estimado lector del género masculino ¿cuándo va por la calle siente miedo de ser violado?, ¿teme salir de noche por miedo de ser violado?, ¿teme pasar por una construcción por miedo a ser acosado?, ¿teme vestir con ropa ajustada por miedo a ser violentado?, ¿usted no se enoja cuando las mujeres vandalizan monumentos cuando protestan por los feminicidios? si usted respondió NO en al menos una de las preguntas entonces usted está en una situación de poder, en una posición de privilegio, ahora cuestiónese si ese privilegio le hace un ser humano mejor o un macho opresor, le aseguro que si se cuestiona se dará cuenta que frente a las mujeres usted no sufre, usted goza de privilegios que no debe tener porque en una sociedad equitativa todos tenemos los mismos derechos y las mismas responsabilidades, y eso es lo que Territorio no logra mostrar.