Silvia Pinal, la diva de oro del cine mexicano
POR: CARMEN VARELA
12-09-2019 19:28:38
Amores, tragedias y escándalos han rodeado a la actriz Silvia Pinal, quien goza no sólo del reconocimiento sino del cariño de un público conformado ya por varias generaciones, que la han acompañado desde sus inicios en el teatro, su consolidación en el cine nacional y su etapa de mayor popularidad en la televisión mexicana.
No solo fue una de las musas de Luis Buñuel, quien la eligió para protagonizar la trilogía conformada por Viridiana, con la que ganaron la Palma de Oro en el Festival de Cannes; El ángel exterminador, que ganó el Premio FIPRESCI en Cannes y Simón del Desierto, reconocida en Venecia; también tuvo la fortuna de trabajar con grandes figuras de la Época de Oro del Cine Mexicano como Pedro Infante, Germán Valdés Tin-Tan, Gabriel Figueroa y Emilio “El indio” Fernández, por mencionar algunos.
Silvia Pinal Hidalgo nació el 12 de septiembre de 1931, en Sonora, hija de María Luisa Hidalgo y el militar Luis G. Pinal, a quien conoció cuando tenía once años. Su padre hasta entonces y por siempre fue Moisés Pasquel. Su infancia transcurrió en varias ciudades hasta que se asentó en la hoy Ciudad de México, donde hizo estudios en Bellas Artes y se integró a las filas de la XEW, en los inicios de las novelas radiofónicas.
De acuerdo con sus biógrafos, su debut fue en los escenarios teatrales, luego vinieron una serie de papeles pequeños en el cine, que realizó antes de su oportunidad estelar, en cintas como en Bamba (1948), al lado de Tito Junco y Carmen Montejo, o El pecado de Laura (1949), a lado de Meche Barba y Abel Salazar, y en el mismo año, La mujer que yo perdí, con Pedro Infante.
La segunda mitad del siglo la inició protagonizando El rey del barrio, comedia con Germán Valdés Tin-Tan, con quien también filmó Me traes de un ala, en 1953, un año después de filmar una película icónica en su carrera, Un rincón cerca de cielo, al lado de Pedro Infante y Marga López, donde su coestelar le vale un premio Ariel.
También coprotagonizó al lado de Arturo de Córdova, Un extraño en la escalera, en 1955; Locura Pasional, adaptación de La Sonata de Kreutzer, de León Tolstoi, bajo la dirección de Tulio Demicheli; El inocente, repitiendo al lado de Pedro Infante (1956), que la consagra en la pantalla nacional, mientras que en el plano internacional, su ascenso definitivo vino cuando conoció al español Luis Buñuel con quien protagonizó Viridiana (1961), que le produce su segundo marido, Gustavo Alatriste, y al año siguiente El ángel exterminador, mientras que en 1965 hace el demonio de la cinta Simón del Desierto (1965).
Otras películas que filmó en esa época son: La Soldadera (1967), dirigida por José Bolaños; Los cañones de San Sebastián (1968), con las actuaciones de Anthony Quinn y Charles Bronson; Arma de dos filos (1969), un thriller con dirección de Sam Fuller; 24 horas de placer (1969), película con Mauricio Garcés; y Las mariposas disecadas (1978), melodrama escrito y dirigido por Sergio Véjar con el co-protagonismo de Ricardo Noriega.
Pero el éxito de su carrera no había corrido en paralelo a su vida personal, muy joven se casó con el actor y director cubano Rafael Banquells, con quien procreó a su hija Sylvia; luego se vio envuelta en un escandaloso romance con Emilio Azcárraga y después con el mueblero Gustavo Alatriste con quien procreó a su hija Viridiana, quien falleció en un accidente automovilístico en 1982 y que sumió a la actriz en una profunda depresión.
Luego de su relación con Alatriste, Pinal conoció al cantante y actor Enrique Guzmán, con quien procreó a sus hijos Alejandra y Luis Enrique; luego de unos años y un escándalo por violencia doméstica, Pinal se separó y tiempo después se unió al político priista Tulio Hernández, quien fue gobernador de Tlaxcala, y la introdujo en el mundo de la política, llegando a ser presidenta del DIF en Tlaxcala y luego Diputada, Senadora y asambleísta. También fue dirigente de la ANDA.
Al margen del cine, el teatro y la política, Silvia Pinal también cuenta con un vínculo sólido en la televisión mexicana, donde mantuvo por años la emisión de Mujer, casos de la vida real, un show televisivo que exponía diversas problemáticas y que aún contra la aprobación de sus jefes, destapó varios temas tabúes para la televisión mexicana, como el tráfico de órganos, el incesto, la violencia intrafamiliar, la corrupción de las autoridades y más temas hasta antes "prohibidos".
Después de autoexiliarse en el 2000, durante casi un año en Miami, por una orden de aprehensión girada en su contra por presuntos actos fraudulentos cuando fue dirigente de la ANDA, Silvia Pinal se reincorporó al ambiente artístico para aparecer en telenovelas como Soy tu dueña y Mi marido tiene familia; así como la cinta Tercera Llamada, ésta en 2013, así como apariciones especiales en series como La Familia de 10.
Hace un año, como un homenaje a su trayectoria se transmitieron por la televisión mexicana una serie biográfica que pretendía rendirle tributo, estelarizada por Itatí Cantoral, reconocimiento que se suma a los muchos que ha recibido a lo largo de su prolífica trayectoria, entre los que se cuentan haber sido musa de Diego Rivera y Luis Buñuel, su estatua en el Museo de Cera de la Ciudad de México y otra en el Parque de los Venados, ser miembro de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood o la Orden de Isabel la Católica que concede el gobierno español.
Muy importantes todos, aunque a veces opacados por los escándalos que no han parado con ella, sino que se extienden a cada uno de los miembros de su familia, salvo el caso de su hijo Luis Enrique, que de lo único que ha dado de qué hablar es de su primer hijo varón, que rompe la hegemonía de mujeres que domina esta dinastía.
Amores, tragedias y escándalos han rodeado a la actriz Silvia Pinal, quien goza no sólo del reconocimiento sino del cariño de un público conformado ya por varias generaciones, que la han acompañado desde sus inicios en el teatro, su consolidación en el cine nacional y su etapa de mayor popularidad en la televisión mexicana.
No solo fue una de las musas de Luis Buñuel, quien la eligió para protagonizar la trilogía conformada por Viridiana, con la que ganaron la Palma de Oro en el Festival de Cannes; El ángel exterminador, que ganó el Premio FIPRESCI en Cannes y Simón del Desierto, reconocida en Venecia; también tuvo la fortuna de trabajar con grandes figuras de la Época de Oro del Cine Mexicano como Pedro Infante, Germán Valdés Tin-Tan, Gabriel Figueroa y Emilio “El indio” Fernández, por mencionar algunos.
Silvia Pinal Hidalgo nació el 12 de septiembre de 1931, en Sonora, hija de María Luisa Hidalgo y el militar Luis G. Pinal, a quien conoció cuando tenía once años. Su padre hasta entonces y por siempre fue Moisés Pasquel. Su infancia transcurrió en varias ciudades hasta que se asentó en la hoy Ciudad de México, donde hizo estudios en Bellas Artes y se integró a las filas de la XEW, en los inicios de las novelas radiofónicas.
De acuerdo con sus biógrafos, su debut fue en los escenarios teatrales, luego vinieron una serie de papeles pequeños en el cine, que realizó antes de su oportunidad estelar, en cintas como en Bamba (1948), al lado de Tito Junco y Carmen Montejo, o El pecado de Laura (1949), a lado de Meche Barba y Abel Salazar, y en el mismo año, La mujer que yo perdí, con Pedro Infante.
La segunda mitad del siglo la inició protagonizando El rey del barrio, comedia con Germán Valdés Tin-Tan, con quien también filmó Me traes de un ala, en 1953, un año después de filmar una película icónica en su carrera, Un rincón cerca de cielo, al lado de Pedro Infante y Marga López, donde su coestelar le vale un premio Ariel.
También coprotagonizó al lado de Arturo de Córdova, Un extraño en la escalera, en 1955; Locura Pasional, adaptación de La Sonata de Kreutzer, de León Tolstoi, bajo la dirección de Tulio Demicheli; El inocente, repitiendo al lado de Pedro Infante (1956), que la consagra en la pantalla nacional, mientras que en el plano internacional, su ascenso definitivo vino cuando conoció al español Luis Buñuel con quien protagonizó Viridiana (1961), que le produce su segundo marido, Gustavo Alatriste, y al año siguiente El ángel exterminador, mientras que en 1965 hace el demonio de la cinta Simón del Desierto (1965).
Otras películas que filmó en esa época son: La Soldadera (1967), dirigida por José Bolaños; Los cañones de San Sebastián (1968), con las actuaciones de Anthony Quinn y Charles Bronson; Arma de dos filos (1969), un thriller con dirección de Sam Fuller; 24 horas de placer (1969), película con Mauricio Garcés; y Las mariposas disecadas (1978), melodrama escrito y dirigido por Sergio Véjar con el co-protagonismo de Ricardo Noriega.
Pero el éxito de su carrera no había corrido en paralelo a su vida personal, muy joven se casó con el actor y director cubano Rafael Banquells, con quien procreó a su hija Sylvia; luego se vio envuelta en un escandaloso romance con Emilio Azcárraga y después con el mueblero Gustavo Alatriste con quien procreó a su hija Viridiana, quien falleció en un accidente automovilístico en 1982 y que sumió a la actriz en una profunda depresión.
Luego de su relación con Alatriste, Pinal conoció al cantante y actor Enrique Guzmán, con quien procreó a sus hijos Alejandra y Luis Enrique; luego de unos años y un escándalo por violencia doméstica, Pinal se separó y tiempo después se unió al político priista Tulio Hernández, quien fue gobernador de Tlaxcala, y la introdujo en el mundo de la política, llegando a ser presidenta del DIF en Tlaxcala y luego Diputada, Senadora y asambleísta. También fue dirigente de la ANDA.
Al margen del cine, el teatro y la política, Silvia Pinal también cuenta con un vínculo sólido en la televisión mexicana, donde mantuvo por años la emisión de Mujer, casos de la vida real, un show televisivo que exponía diversas problemáticas y que aún contra la aprobación de sus jefes, destapó varios temas tabúes para la televisión mexicana, como el tráfico de órganos, el incesto, la violencia intrafamiliar, la corrupción de las autoridades y más temas hasta antes "prohibidos".
Después de autoexiliarse en el 2000, durante casi un año en Miami, por una orden de aprehensión girada en su contra por presuntos actos fraudulentos cuando fue dirigente de la ANDA, Silvia Pinal se reincorporó al ambiente artístico para aparecer en telenovelas como Soy tu dueña y Mi marido tiene familia; así como la cinta Tercera Llamada, ésta en 2013, así como apariciones especiales en series como La Familia de 10.
Hace un año, como un homenaje a su trayectoria se transmitieron por la televisión mexicana una serie biográfica que pretendía rendirle tributo, estelarizada por Itatí Cantoral, reconocimiento que se suma a los muchos que ha recibido a lo largo de su prolífica trayectoria, entre los que se cuentan haber sido musa de Diego Rivera y Luis Buñuel, su estatua en el Museo de Cera de la Ciudad de México y otra en el Parque de los Venados, ser miembro de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood o la Orden de Isabel la Católica que concede el gobierno español.
Muy importantes todos, aunque a veces opacados por los escándalos que no han parado con ella, sino que se extienden a cada uno de los miembros de su familia, salvo el caso de su hijo Luis Enrique, que de lo único que ha dado de qué hablar es de su primer hijo varón, que rompe la hegemonía de mujeres que domina esta dinastía.