Guillermo del Toro comparte su casa y sus tiliches
POR: NANCY MORA EN GUADALAJARA
01-06-2019 16:46:25
Cuando el fuego amenazó las más de tres mil piezas que Guillermo del Toro ha reunido a lo largo de su vida, algo dentro de él cambió, en ese momento, ante la posibilidad de perderlo todo, decidió solo salvar dos fotografías de cuando era niño y sus diarios… entendió que “lo más importante del coleccionismo es la memoria… Ahora mi propósito en la vida es la continuidad, no de lo mío, sino de lo que sigue. Yo estoy panzón y tengo 54 años, ahora busco la memorialización de la continuidad”.
El incendio que se registró en California puso en riesgo la Bleak House que resguarda el fantástico y terrorífico mundo que ha acompañado a Del Toro a lo largo de su vida, entonces el cineasta corrió al lugar y al entrar y ver todo lleno de tizne tomó una foto de cuando era niño y otra en la que está vestido de vampiro succionando la sangre de su hermana, así como sus diarios.
Gran parte de esa colección integra la exposición En Casa con mis Monstruos, que luego de presentarse en Estados Unidos y Canadá, por primera y única vez llega a Guadalajara, tierra natal del cineasta, quien eligió el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA) como la última parada del itinerario.
Bajo la curaduría de Eugenio Caballero y tras dos años de dar mucha lata, Del Toro reconoció que ésta es la curaduría que más le llega, “la más personal y más satisfactoria” porque no toma como base sus películas, no está dedicada exclusivamente a su filmografía y no hay ningún anecdotario. Para él lo importante es la identidad narrativa y artística que se puede forjar por cosas completamente disímiles que hablan entre sí, como lo explicó durante la conferencia de prensa que ofreció para dar detalles de la muestra.
También detalló que En Casa con mis Monstruos tiene dos ejes temáticos: el gabinete de curiosidades, que tiene que ver con el deseo del anticuarista cuando la gente no viajaba y se creaban estos lugares llenos de cosas que resumían el mundo para sus visitantes; mientras que el segundo eje temático está estrechamente relacionado con los ojos, la mirada, que es donde recae todo fenómeno artístico.
Lo anterior queda demostrado en todo momento, desde la imagen que da la bienvenida al público, donde podemos ver la mano de “El hombre pálido” y en el centro el ojo que parpadea, hasta las decenas de ojos en la pared que miran inquietantes al espectador al iniciar el recorrido por la exposición. Este gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro se convirtió en un perfecto ciclo de vida-muerte que inicia en la sala titulada Infancia e Inocencia y culmina en La Muerte y Más Allá.
Luego de visitar el lobby creado ex profeso a un costado del MUSA para que los visitantes puedan tomar algo o comprar llaveros, tazas, playeras, sudaderas o curiosidades alusivas al universo cinematográfico de Guillermo del Toro, y de que una réplica del cineasta en cera da la bienvenida, los visitantes se adentrarán por el pasillo de ojos vigilantes, las tonalidades en negro y rojo que adornan los mil 800 metros de recorrido y una sutil música de fondo.
En la primera sala INFANCIA E INOCENCIA una de las piezas acapara la atención, es el impactante Fauno hecho de silicón y fibra de vidrio, también están los juguetes y figuras que convivieron con Del Toro en su niñez, como La Muñeca que apareció en la serie Galería Nocturna, la que más miedo le ha provocado y por ello decidió, años después, comprarla y alojarla en la sala de su casa; también se puede ver el Concept Art de Sleeping Beauty, Pinocho¸ el libro de la Encrucijada, bocetos y libros que ayudaron a forjar la infinita imaginación del cineasta.
Le sigue la sala CUARTO DE LLUVIA donde los Concept Art de las películas de Guillermo del Toro conviven con las pinturas, dibujos y esculturas de sus autores favoritos: Edgar Allan Poe, Amado Nervo y H.P. Lovecraft. En la sala VICTORIANA inevitablemente el visitante se transporta a esa época, la favorita del ganador del Oscar, adornada con cuadros de Arthur Rackham, piezas de utilería y un aparador en el que se exhibe el vestuario utilizado en Crimson Peak, además de un pequeño homenaje al escritor Charles Dickens y un autorretrato de Julio Ruelas.
MAGIA Y OCULTISMO da nombre a la cuarta sala; hemos llegado a la mitad del recorrido para toparnos con utilería de Hellboy y con el Ángel de la Muerte de Hellboy II, pero no solo eso, también vemos el brazo que sostiene el escarabajo de oro; la escultura homenaje a H. P. Lovecraft, piezas de José Clemente Orozco y las placas originales de grabados de José Guadalupe Posada y Manuel Manilla.
Al finalizar esta sección nos espera “Santi”, el pequeño niño de El espinazo del Diablo, a quien podemos ver a manera de quimera, un antiguo truco de magia, como se hacía en el siglo XIX, con un cristal instalado en 45 grados que recibe la proyección rebotada, dando como resultado una fantasmagórica luz que proyecta la imagen del niño tal como aparece en la cinta.
Unos pasos son suficientes para dejar atrás el ocultismo y pasar al CINE, CÓMICS Y POP, la quinta sala de la exposición, en la que los dibujos originales de comic dialogan con obras de Abel Quezada, el Chango García Cabral; donde es claro la influencia y el gusto de Del Toro por la lucha libre, así como utilería y vestuario de cintas como Pacific Rim, La forma del Agua, El Laberinto del Fauno y Hellboy.
Si algo caracterizó la infancia de Del Toro fue su gusto por los comics, esos que compraba cuando su abuela lo llevaba al puesto de periódicos ubicado en las calles de Pedro Moreno y Robles Gil, “me llevaba todos los martes que salían los cómics nuevos y me decía compra cosas bonitas, yo tenía que comprar dos de Archie para disfrazar todas las barrabasadas que me gustaban”, recordó. Ahora ese mismo puesto forma parte de la exposición.
En este espacio también conviven personajes de películas de animación que han llamado la atención de Guillermo Del Toro, las realizadas por cineastas como Luis Téllez, Karla Castañeda, León Fernández y Sofía Carrillo, lo mismo vemos a Los aeronautas, que a la pequeña Cerulia.
La sala número seis está dedicada a FRANKENSTEIN, el monstruo favorito del cineasta, a quien vemos en esculturas de gran formato -ya sea tomando el té o de la mano de la niña de vestido azul- en tanto, volteamos un poco la mirada para toparnos con las obras de Diego Rivera, Bernie Wrightson y José María Velasco, pero también con un laboratorio científico que incluye distintos especímenes y muestras patológicas.
Del Toro siempre se ha cuestionado quien en realidad es más horrorífico, si un monstruo con traje confeccionado en Savile Road, en Inglaterra, o uno con escamas. Esta disyuntiva está presente en la séptima y penúltima sección de la exposición, que bajo el título LOS OTROS/NOSOTROS/LOS MONSTRUOS, reúne los personajes que se han convertido en aliados y amigos imaginarios del cineasta a lo largo de su vida. Destacan esculturas del Hombre Anfibio de La Forma del Agua y personajes de la película Freaks, de Tod Browning o el Hombre Elefante.
El recorrido no podía cerrar de mejor manera, una sala dedicada a la MUERTE Y MÁS ALLÁ, habitada por vampiros, esos seres que paradojicamente deben morir para vivir nuevamente; dibujos y esculturas de vampiros creados para Blade y The Strain, pero que a su vez conviven con grabados de Ramón Cano Manilla y José Guadalupe Posada, así como con el imponente Hombre Pálido de El Laberinto del Fauno.
Después de dos o tres horas de sumergirse en el universo de Guillermo del Toro, solo quedan las ganas de volver a ver con más detalle las más de 900 piezas que conforman En Casa con mis Monstruos, y así confirmar la convicción del cineasta sobre el verdadero valor del coleccionismo, porque para él “una colección tiene que estar viva y si de aquí hay tres chavos que salen prendidos, entonces todo valió la pena”.
Por ello, Del Toro decidió que En Casa con mis Monstruos cerrará su ciclo en el MUSA de Guadalajara con la unica petición de “que los lunes fueran gratis para que la gente que no pueda esté ahí y que lo que se recaudara se dividiera en el Taller del Chucho y Animéxico(…)Después de aquí quiero que las piezas no estén guardadas en una bodega, quiero que permanezcan vivas”, aseguró El Gordo, para después dividir su colección personal –conformada por más de tres mil piezas- entre cuatro distintos museos, los cuales serán anunciados en enero de 2020.
Cuando el fuego amenazó las más de tres mil piezas que Guillermo del Toro ha reunido a lo largo de su vida, algo dentro de él cambió, en ese momento, ante la posibilidad de perderlo todo, decidió solo salvar dos fotografías de cuando era niño y sus diarios… entendió que “lo más importante del coleccionismo es la memoria… Ahora mi propósito en la vida es la continuidad, no de lo mío, sino de lo que sigue. Yo estoy panzón y tengo 54 años, ahora busco la memorialización de la continuidad”.
El incendio que se registró en California puso en riesgo la Bleak House que resguarda el fantástico y terrorífico mundo que ha acompañado a Del Toro a lo largo de su vida, entonces el cineasta corrió al lugar y al entrar y ver todo lleno de tizne tomó una foto de cuando era niño y otra en la que está vestido de vampiro succionando la sangre de su hermana, así como sus diarios.
Gran parte de esa colección integra la exposición En Casa con mis Monstruos, que luego de presentarse en Estados Unidos y Canadá, por primera y única vez llega a Guadalajara, tierra natal del cineasta, quien eligió el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA) como la última parada del itinerario.
Bajo la curaduría de Eugenio Caballero y tras dos años de dar mucha lata, Del Toro reconoció que ésta es la curaduría que más le llega, “la más personal y más satisfactoria” porque no toma como base sus películas, no está dedicada exclusivamente a su filmografía y no hay ningún anecdotario. Para él lo importante es la identidad narrativa y artística que se puede forjar por cosas completamente disímiles que hablan entre sí, como lo explicó durante la conferencia de prensa que ofreció para dar detalles de la muestra.
También detalló que En Casa con mis Monstruos tiene dos ejes temáticos: el gabinete de curiosidades, que tiene que ver con el deseo del anticuarista cuando la gente no viajaba y se creaban estos lugares llenos de cosas que resumían el mundo para sus visitantes; mientras que el segundo eje temático está estrechamente relacionado con los ojos, la mirada, que es donde recae todo fenómeno artístico.
Lo anterior queda demostrado en todo momento, desde la imagen que da la bienvenida al público, donde podemos ver la mano de “El hombre pálido” y en el centro el ojo que parpadea, hasta las decenas de ojos en la pared que miran inquietantes al espectador al iniciar el recorrido por la exposición. Este gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro se convirtió en un perfecto ciclo de vida-muerte que inicia en la sala titulada Infancia e Inocencia y culmina en La Muerte y Más Allá.
Luego de visitar el lobby creado ex profeso a un costado del MUSA para que los visitantes puedan tomar algo o comprar llaveros, tazas, playeras, sudaderas o curiosidades alusivas al universo cinematográfico de Guillermo del Toro, y de que una réplica del cineasta en cera da la bienvenida, los visitantes se adentrarán por el pasillo de ojos vigilantes, las tonalidades en negro y rojo que adornan los mil 800 metros de recorrido y una sutil música de fondo.
En la primera sala INFANCIA E INOCENCIA una de las piezas acapara la atención, es el impactante Fauno hecho de silicón y fibra de vidrio, también están los juguetes y figuras que convivieron con Del Toro en su niñez, como La Muñeca que apareció en la serie Galería Nocturna, la que más miedo le ha provocado y por ello decidió, años después, comprarla y alojarla en la sala de su casa; también se puede ver el Concept Art de Sleeping Beauty, Pinocho¸ el libro de la Encrucijada, bocetos y libros que ayudaron a forjar la infinita imaginación del cineasta.
Le sigue la sala CUARTO DE LLUVIA donde los Concept Art de las películas de Guillermo del Toro conviven con las pinturas, dibujos y esculturas de sus autores favoritos: Edgar Allan Poe, Amado Nervo y H.P. Lovecraft. En la sala VICTORIANA inevitablemente el visitante se transporta a esa época, la favorita del ganador del Oscar, adornada con cuadros de Arthur Rackham, piezas de utilería y un aparador en el que se exhibe el vestuario utilizado en Crimson Peak, además de un pequeño homenaje al escritor Charles Dickens y un autorretrato de Julio Ruelas.
MAGIA Y OCULTISMO da nombre a la cuarta sala; hemos llegado a la mitad del recorrido para toparnos con utilería de Hellboy y con el Ángel de la Muerte de Hellboy II, pero no solo eso, también vemos el brazo que sostiene el escarabajo de oro; la escultura homenaje a H. P. Lovecraft, piezas de José Clemente Orozco y las placas originales de grabados de José Guadalupe Posada y Manuel Manilla.
Al finalizar esta sección nos espera “Santi”, el pequeño niño de El espinazo del Diablo, a quien podemos ver a manera de quimera, un antiguo truco de magia, como se hacía en el siglo XIX, con un cristal instalado en 45 grados que recibe la proyección rebotada, dando como resultado una fantasmagórica luz que proyecta la imagen del niño tal como aparece en la cinta.
Unos pasos son suficientes para dejar atrás el ocultismo y pasar al CINE, CÓMICS Y POP, la quinta sala de la exposición, en la que los dibujos originales de comic dialogan con obras de Abel Quezada, el Chango García Cabral; donde es claro la influencia y el gusto de Del Toro por la lucha libre, así como utilería y vestuario de cintas como Pacific Rim, La forma del Agua, El Laberinto del Fauno y Hellboy.
Si algo caracterizó la infancia de Del Toro fue su gusto por los comics, esos que compraba cuando su abuela lo llevaba al puesto de periódicos ubicado en las calles de Pedro Moreno y Robles Gil, “me llevaba todos los martes que salían los cómics nuevos y me decía compra cosas bonitas, yo tenía que comprar dos de Archie para disfrazar todas las barrabasadas que me gustaban”, recordó. Ahora ese mismo puesto forma parte de la exposición.
En este espacio también conviven personajes de películas de animación que han llamado la atención de Guillermo Del Toro, las realizadas por cineastas como Luis Téllez, Karla Castañeda, León Fernández y Sofía Carrillo, lo mismo vemos a Los aeronautas, que a la pequeña Cerulia.
La sala número seis está dedicada a FRANKENSTEIN, el monstruo favorito del cineasta, a quien vemos en esculturas de gran formato -ya sea tomando el té o de la mano de la niña de vestido azul- en tanto, volteamos un poco la mirada para toparnos con las obras de Diego Rivera, Bernie Wrightson y José María Velasco, pero también con un laboratorio científico que incluye distintos especímenes y muestras patológicas.
Del Toro siempre se ha cuestionado quien en realidad es más horrorífico, si un monstruo con traje confeccionado en Savile Road, en Inglaterra, o uno con escamas. Esta disyuntiva está presente en la séptima y penúltima sección de la exposición, que bajo el título LOS OTROS/NOSOTROS/LOS MONSTRUOS, reúne los personajes que se han convertido en aliados y amigos imaginarios del cineasta a lo largo de su vida. Destacan esculturas del Hombre Anfibio de La Forma del Agua y personajes de la película Freaks, de Tod Browning o el Hombre Elefante.
El recorrido no podía cerrar de mejor manera, una sala dedicada a la MUERTE Y MÁS ALLÁ, habitada por vampiros, esos seres que paradojicamente deben morir para vivir nuevamente; dibujos y esculturas de vampiros creados para Blade y The Strain, pero que a su vez conviven con grabados de Ramón Cano Manilla y José Guadalupe Posada, así como con el imponente Hombre Pálido de El Laberinto del Fauno.
Después de dos o tres horas de sumergirse en el universo de Guillermo del Toro, solo quedan las ganas de volver a ver con más detalle las más de 900 piezas que conforman En Casa con mis Monstruos, y así confirmar la convicción del cineasta sobre el verdadero valor del coleccionismo, porque para él “una colección tiene que estar viva y si de aquí hay tres chavos que salen prendidos, entonces todo valió la pena”.
Por ello, Del Toro decidió que En Casa con mis Monstruos cerrará su ciclo en el MUSA de Guadalajara con la unica petición de “que los lunes fueran gratis para que la gente que no pueda esté ahí y que lo que se recaudara se dividiera en el Taller del Chucho y Animéxico(…)Después de aquí quiero que las piezas no estén guardadas en una bodega, quiero que permanezcan vivas”, aseguró El Gordo, para después dividir su colección personal –conformada por más de tres mil piezas- entre cuatro distintos museos, los cuales serán anunciados en enero de 2020.