Lo mejor de 2018: Películas Mexicanas
POR: ALEX VANSS
24-12-2018 14:41:12
Se termina el año y llega una de las temporadas más difíciles, hacer las #BenditasListas, lo difícil es decidir si se incluye o no a los largometrajes nacionales vistos en festivales de cine dentro de lo mejor de 2018.
Teniendo en cuenta el problema de distribución y exhibición del cine mexicano (los estrenos comerciales son pocos y no todos son de calidad) he decidido incluir en mi Top de lo mejor de 2018, dos cintas que solo se han visto en encuentros fílmicos.
LA CAMARISTA
Estrenada en México en el Festival Internacional de Cine de Morelia, la cinta dirigida por Lila Avilés es una joya, un filme que visibiliza a un oficio que pasa de largo cuando vamos a un hotel.
Pero no es el hecho de visibilizar a las camaristas y su trabajo por lo que resulta ser una gran cinta, sino por su manejo de los tiempos que hacen avanzar la cinta sin que resulte incomodo o extraño la poca presencia de diálogos o que Gabriela Cartol esté un 99.9 por ciento del tiempo a cuadro.
Una cinta que podríamos decir es naturalista porque la actuación de Gabriela y Teresa Sánchez, aka Minitoy, te pueden hacer pensar que son no actrices pero te maravillas cuando resultan que todo es resultado de un buen trabajo de mesa y de construcción del personaje.
Afortunadamente el filme ya cuenta con el respaldo de Cine Canibal y podríamos verla en cines mexicanos en el segundo trimestre de 2019.
TAMARA Y LA CATARINA
Cuando la vi en Los Cabos Film Festival hace dos años me estremeció, me estremeció la actuación de Ángeles Cruz, ser testigo de cómo se mete en la piel de Tamara y, bajo esa piel, la interacción que después tiene con la bebé a quien nombra Catarina.
Lucía Carreras, directora de esta cinta, nos sacude y nos hace preocuparnos por la Catarina, recobras el aliento cuando Doña Meche aparece y salva a la pequeña de Tamara, quien no busca hacerle daño, pero su discapacidad le impide darse cuenta de las necesidades de una bebé.
Es un filme tan poderoso que resulta extraño, y decepcionante, que haya tardado tanto en estrenarse de forma comercial pues la historia que nos presenta Lucía Carreras nos hace cuestionarnos cómo somos frente al otro y si acaso somos solidarios o conscientes que en México hay muchos Méxicos.
EL VIGILANTE
El fuerte de esta cinta dirigida por Diego Ros no es un despliegue de recursos técnicos, un diseño de producción fastuoso, efectos visuales o especiales que avasallen la pantalla; el fuerte de El vigilante es su guion, una historia bien hecha, bien trabajada, con personajes bien delineados y situaciones que en pantalla provocan tensión.
Ros logra en esta cinta una especie de thriller, un filme que te angustia y te desespera, te desespera ver que Salvador - interpretado por Leonardo Alonso - es recto y en esa rectitud tan extrema se convierte en una especie de ingenuidad, o ver al ventajoso Hugo -interpretado por Ari Gallegos- que aplica la máxima del mexicano: “el que no transa no avanza”, y así convertirse en un ser egoísta.
Un filme que pasó, como muchos, casi desapercibido pero que bien vale la pena verlo cuando se lo encuentren en un cine club o en una plataforma de streaming.
SUEÑO EN OTRO IDIOMA
Es una historia de amor pero no de ese amor romántico, idealizado, ese amor de película gringa. Es una historia de amor entre seres humanos, entre amigos, entre hijos de la tierra, es un amor por los ancestros, amor por las raíces, amor por lo que se es y no por lo que parece ser de manera física.
Ernesto Contreras nos regala en Sueño en otro idioma, una película entrañable, que acaricia el alma y nos muestra que el cine mexicano pasa por un buen periodo y que no todo es violencia y narcotráfico, que hay cintas con un mensaje de paz, concordia y sobre todo amor.
Y qué decir de las actuaciones de José Manuel Poncelis y Eligio Meléndez, los quieres y te caen mal, te hacen reír y te provocan tristeza y al final te confirman que, como el HT del Día del Orgullo de la comunidad LGBTTTI, #LoveIsLove.
TORMENTERO
Podríamos decir que es una fábula que nos deja claro aquel refrán que reza: “no hagas cosas buenas que parezcan malas ni malas que parezcan buenas”; en Tormentero, Romero Kantún vive con una culpa, sus demonios lo atormentan y él se ahoga en el alcohol para no volverse loco ¿Qué harías con la culpa? ¿Te perdonas o dejas que te consuma?
Rubén Imaz nos regala un personaje que ha perdido el rumbo y comienza a habitar en el terreno de la fantasía, de lo sobrenatural, un personaje magníficamente interpretado por José Carlos Ruiz, que ya solo anhela el dulce beso de la muerte.
Una fotografía portentosa a cargo de Gerardo Barroso, que con controlados movimientos de cámara, armónicos, nos traslada a este mundo de ensueño, un territorio onírico donde nada es lo que ves y el infierno tiene tonos turquesa.
CÓMPRAME UN REVÓLVER
Cuando Julio Hernández Cordón definía su cinta como una mezcla de Mad Max, Huckleberry Finn y los niños perdidos de Nunca Jamás, todo en un México post apocalíptico, la curiosidad llamó a mi puerta. Gracias al estreno de la cinta en Los Cabos Film Festival pude corroborar lo dicho y sí, Cómprame un revólver es eso que dijo Julio, claro, con su sello.
Julio logra crear esta atmósfera de desesperanza narrada desde la perspectiva de una niña que en su inocencia mira la realidad con crudeza, en ese mundo no hay matices, tal vez ya tampoco hay futuro.
En la cinta Julio habla del presente, de los problemas que afrontan las mujeres en México, de la violencia y la muerte, del poder por el poder, pero lo sitúa en ese futuro como para cuestionarnos si ¿eso queremos?
Afortunadamente, Cómprame un revólver ya cuenta con el respaldo de Cinépolis Distribución, por lo cual es posible la veamos en cines el primer trimestre de 2019.
BAYONETA
Luis Gerardo Méndez ya no es más un mirrey tonto hijo de papi y que bueno, siempre es grato ver una evolución actoral como la que nos muestra Méndez al meterse en la piel de un boxeador atormentado por la culpa, que piensa que se hará menos si se va hasta el fin del mundo y aquí debo decir ¡Ja!.
Kizza Terrazas, después del éxito de su filme Somos lengua, nos entrega esta cinta que no es de boxeo como algunos creen, es sobre un ser humano atormentado por sus demonios cuya profesión es el boxeo, un hombre que pareciera duro pero que en realidad esta rotó.
Bayoneta Galíndez es un personaje que busca recobrar la fe, las ganas de vivir y el valor de ver a su hija a la cara. Luis Gerardo logra apropiarse de esas metas y esos tormentos con una actuación contenida que de a poco se va soltando para explotar y expiarse, soltar la carga y tal vez intentarlo una vez más.
Se termina el año y llega una de las temporadas más difíciles, hacer las #BenditasListas, lo difícil es decidir si se incluye o no a los largometrajes nacionales vistos en festivales de cine dentro de lo mejor de 2018.
Teniendo en cuenta el problema de distribución y exhibición del cine mexicano (los estrenos comerciales son pocos y no todos son de calidad) he decidido incluir en mi Top de lo mejor de 2018, dos cintas que solo se han visto en encuentros fílmicos.
LA CAMARISTA
Estrenada en México en el Festival Internacional de Cine de Morelia, la cinta dirigida por Lila Avilés es una joya, un filme que visibiliza a un oficio que pasa de largo cuando vamos a un hotel.
Pero no es el hecho de visibilizar a las camaristas y su trabajo por lo que resulta ser una gran cinta, sino por su manejo de los tiempos que hacen avanzar la cinta sin que resulte incomodo o extraño la poca presencia de diálogos o que Gabriela Cartol esté un 99.9 por ciento del tiempo a cuadro.
Una cinta que podríamos decir es naturalista porque la actuación de Gabriela y Teresa Sánchez, aka Minitoy, te pueden hacer pensar que son no actrices pero te maravillas cuando resultan que todo es resultado de un buen trabajo de mesa y de construcción del personaje.
Afortunadamente el filme ya cuenta con el respaldo de Cine Canibal y podríamos verla en cines mexicanos en el segundo trimestre de 2019.
TAMARA Y LA CATARINA
Cuando la vi en Los Cabos Film Festival hace dos años me estremeció, me estremeció la actuación de Ángeles Cruz, ser testigo de cómo se mete en la piel de Tamara y, bajo esa piel, la interacción que después tiene con la bebé a quien nombra Catarina.
Lucía Carreras, directora de esta cinta, nos sacude y nos hace preocuparnos por la Catarina, recobras el aliento cuando Doña Meche aparece y salva a la pequeña de Tamara, quien no busca hacerle daño, pero su discapacidad le impide darse cuenta de las necesidades de una bebé.
Es un filme tan poderoso que resulta extraño, y decepcionante, que haya tardado tanto en estrenarse de forma comercial pues la historia que nos presenta Lucía Carreras nos hace cuestionarnos cómo somos frente al otro y si acaso somos solidarios o conscientes que en México hay muchos Méxicos.
EL VIGILANTE
El fuerte de esta cinta dirigida por Diego Ros no es un despliegue de recursos técnicos, un diseño de producción fastuoso, efectos visuales o especiales que avasallen la pantalla; el fuerte de El vigilante es su guion, una historia bien hecha, bien trabajada, con personajes bien delineados y situaciones que en pantalla provocan tensión.
Ros logra en esta cinta una especie de thriller, un filme que te angustia y te desespera, te desespera ver que Salvador - interpretado por Leonardo Alonso - es recto y en esa rectitud tan extrema se convierte en una especie de ingenuidad, o ver al ventajoso Hugo -interpretado por Ari Gallegos- que aplica la máxima del mexicano: “el que no transa no avanza”, y así convertirse en un ser egoísta.
Un filme que pasó, como muchos, casi desapercibido pero que bien vale la pena verlo cuando se lo encuentren en un cine club o en una plataforma de streaming.
SUEÑO EN OTRO IDIOMA
Es una historia de amor pero no de ese amor romántico, idealizado, ese amor de película gringa. Es una historia de amor entre seres humanos, entre amigos, entre hijos de la tierra, es un amor por los ancestros, amor por las raíces, amor por lo que se es y no por lo que parece ser de manera física.
Ernesto Contreras nos regala en Sueño en otro idioma, una película entrañable, que acaricia el alma y nos muestra que el cine mexicano pasa por un buen periodo y que no todo es violencia y narcotráfico, que hay cintas con un mensaje de paz, concordia y sobre todo amor.
Y qué decir de las actuaciones de José Manuel Poncelis y Eligio Meléndez, los quieres y te caen mal, te hacen reír y te provocan tristeza y al final te confirman que, como el HT del Día del Orgullo de la comunidad LGBTTTI, #LoveIsLove.
TORMENTERO
Podríamos decir que es una fábula que nos deja claro aquel refrán que reza: “no hagas cosas buenas que parezcan malas ni malas que parezcan buenas”; en Tormentero, Romero Kantún vive con una culpa, sus demonios lo atormentan y él se ahoga en el alcohol para no volverse loco ¿Qué harías con la culpa? ¿Te perdonas o dejas que te consuma?
Rubén Imaz nos regala un personaje que ha perdido el rumbo y comienza a habitar en el terreno de la fantasía, de lo sobrenatural, un personaje magníficamente interpretado por José Carlos Ruiz, que ya solo anhela el dulce beso de la muerte.
Una fotografía portentosa a cargo de Gerardo Barroso, que con controlados movimientos de cámara, armónicos, nos traslada a este mundo de ensueño, un territorio onírico donde nada es lo que ves y el infierno tiene tonos turquesa.
CÓMPRAME UN REVÓLVER
Cuando Julio Hernández Cordón definía su cinta como una mezcla de Mad Max, Huckleberry Finn y los niños perdidos de Nunca Jamás, todo en un México post apocalíptico, la curiosidad llamó a mi puerta. Gracias al estreno de la cinta en Los Cabos Film Festival pude corroborar lo dicho y sí, Cómprame un revólver es eso que dijo Julio, claro, con su sello.
Julio logra crear esta atmósfera de desesperanza narrada desde la perspectiva de una niña que en su inocencia mira la realidad con crudeza, en ese mundo no hay matices, tal vez ya tampoco hay futuro.
En la cinta Julio habla del presente, de los problemas que afrontan las mujeres en México, de la violencia y la muerte, del poder por el poder, pero lo sitúa en ese futuro como para cuestionarnos si ¿eso queremos?
Afortunadamente, Cómprame un revólver ya cuenta con el respaldo de Cinépolis Distribución, por lo cual es posible la veamos en cines el primer trimestre de 2019.
BAYONETA
Luis Gerardo Méndez ya no es más un mirrey tonto hijo de papi y que bueno, siempre es grato ver una evolución actoral como la que nos muestra Méndez al meterse en la piel de un boxeador atormentado por la culpa, que piensa que se hará menos si se va hasta el fin del mundo y aquí debo decir ¡Ja!.
Kizza Terrazas, después del éxito de su filme Somos lengua, nos entrega esta cinta que no es de boxeo como algunos creen, es sobre un ser humano atormentado por sus demonios cuya profesión es el boxeo, un hombre que pareciera duro pero que en realidad esta rotó.
Bayoneta Galíndez es un personaje que busca recobrar la fe, las ganas de vivir y el valor de ver a su hija a la cara. Luis Gerardo logra apropiarse de esas metas y esos tormentos con una actuación contenida que de a poco se va soltando para explotar y expiarse, soltar la carga y tal vez intentarlo una vez más.